Por Luis Servin. La franquicia de James Bond ha vivido en las salas de cine desde hace casi sesenta años. Seis décadas de aventuras cinematográficas, villanos icónicos, gadgets imposibles y chicas Bond que han desfilado ante nuestros ojos en las pantallas de cine, sin embargo no todo puede ser miel sobre hojuelas y así como tenemos aventuras gloriosas del súper espía británico también ha habido baches en el camino.

Hoy haremos un ranking de las 25 películas que conforman la franquicia oficial de James Bond (No Time to Die incluida) de la peor a la mejor cinta y ver, en el camino, qué cintas son dignas de repetirse una y otra vez un domingo en la tarde y cuales hay que evitar dentro de lo posible.

25.- Diamonds Are Forever (1971, Dir. Guy Hamilton)

La última película oficial de Sean Connery (recordemos que protagonizó para Warner Bros. Never Say Never Again en 1983) es también su peor cinta encarnando al espía británico más famoso del celuloide y la más infame de la franquicia. La película es un bajón general tanto en calidad como en narrativa de la cinta que le precede (On Her Majesty’s Secret Service). Sí, Sean Connery sonríe a cada momento y pareciera que está teniendo el mejor tiempo de su vida pero el espectador no.

Desconozco si los diamantes son eternos pero vaya que esta cinta lo es, no porque sea larguísima (dura dos horas exactas pero parecen más) sino porque la trama es inexistente. Durante la mayor parte de la película seguimos a Bond de locación en locación sin que haga algo interesante. Las escenas de acción y de persecución se sienten bobas y acartonadas, no existe un riesgo para el personaje y el espectador lo sabe, además que los cuarenta años de Connery se notan bastante en sus movimientos torpes. Terrible que la última película del primer James Bond sea tan aburrida y plana.

24.- Die Another Day (2002, Dir. Lee Tamahori)

La última cinta de Pierce Brosnan fue también la que le puso el último clavo al ataúd a esta encarnación del espía. Una película que empieza bastante bien: vemos a un Bond que fracasa en su misión y además es capturado por un gobierno extranjero y torturado para que revele los secretos de su país, ¿cuándo habíamos visto eso en un filme de Bond antes? ¡Nunca! La película se viene abajo enseguida porque la trama comienza a dar saltos para todos lados sin que el espectador sepa en realidad lo que está pasando.

Un Brosnan cansado, CGI de principios de los 2000 inundando la pantalla a cada segundo, un auto invisible, fortalezas de hielo y satélites que lanzan rayos solares desde el espacio (algo ya visto en, por lo menos, otras dos películas de la franquicia) hacen que esta entrega se sienta gastada y sin chiste.

23.- The World Is Not Enough (1999, Dir. Michael Apted)

Si Pierce Brosnan puede presumir algo como intérprete de James Bond es ser el actor con más películas malas que buenas durante el tiempo que encarnó al personaje. Esta cinta surgió como una idea de parte de uno de los productores mientras promocionaban la anterior (Tomorrow Never Dies) y es aquí donde la franquicia en general empieza a sentirse vieja.

Si bien las tramas de las cintas de Brosnan son bastante originales (agentes dobles, magnates de las telecomunicaciones, petroleros y norcoreanos) la ejecución de las mismas falla por la falta de ritmo que los directores les imprimen: se sienten lentas, llenas de diálogo de exposición y con villanos débiles que jamás llegan a poner en problemas a Bond. Lo que le reconozco a The World Is Not Enough es subvertir el tropo de la chica Bond convirtiéndola en la villana de la historia, algo que se venía barajeando desde 1983 pero que hasta finales del siglo se atrevieron a hacer.

22.- Moonraker (1979, Dir. Lewis Gilbert)

La saga espacial iniciada por George Lucas trajo muchos cambios y novedades a la industria cinematográfica norteamericana, Star Wars no solo revolucionó los blockbusters veraniegos junto a Jaws un par de años antes, sino que hizo que muchos creadores voltearan al espacio exterior como una fuente de inspiración para situar las aventuras de muchos héroes, como ejemplos claros están películas como Alien, Star Trek The Motion Picture o la colorida y musical Flash Gordon. Intentos por replicar el éxito de “La guerra de las galaxias” hubo muchos y los productores de James Bond hicieron su intento con Moonraker.

La película sigue al 007 de Roger Moore, en apenas su cuarta aparición dentro de la franquicia, tratando de localizar un transbordador perteneciente al gobierno británico pero construido con la ayuda de los Estados Unidos. Rayos láser, batallas en el espacio, persecuciones en bote por el Amazonas, peleas contra anacondas… Moonraker es toda una locura que brinca de un lado para otro (algo común en las películas de Bond) en una trama que agarra cualquier cosa para poder llevar a James Bond al espacio.

21.- A View to a Kill (1985, Dir. John Glen)

La última película (es extraño como las últimas películas de casi todos los actores que interpretan al personaje son las peores) protagonizada por Moore no solo es aburrida sino que también duele ver al actor cuasi sexagenario seducir jovencitas, fingir que pelea y que se cuelga del puente Golden Gate en San Francisco.

Moore nunca fue un actor con la corporalidad suficiente para encarnar a Bond (comenzó a interpretarlo a los 46 años) pero aquí se notan demasiado los dobles que hacen casi todo por él. Sus líneas y diálogos se sienten envejecidos con él y la trama de la película no es lo suficientemente atrayente como para mantenernos ahí ya que constantemente brinca de objetivo: comienza con Bond buscando microchips, después nos habla de caballos alterados genéticamente con esteroides para ganar carreras y al final quiere hacer lo mismo que Lex Luthor en Superman separando California del resto del continente. Ni siquiera Christopher Walken como el villano a vencer logra levantar la película.

20.- Spectre (2015, Dir. Sam Mendes)

La penúltima película de Daniel Craig en el papel (en aquel momento se rumoreaba que sería la última) y una de las más decepcionantes cintas de James Bond de los últimos años. Sam Mendes había dejado la vara demasiado alta después de lo conseguido en Skyfall y muchos se preguntaban quién sería capaz de llegar a esos mismos niveles. La respuesta no se hizo esperar pues se confirmó que el ganador del Oscar regresaría para continuar la historia donde la había dejado. Además, se volvería a utilizar a la malvada organización SPECTRE después de 45 años y también sería la película que celebraría los 50 años de existencia de la franquicia ¿Qué podría salir mal?

Una trama forzada, enemigos sin personalidad, romances efímeros, continuos cambios de tono entre acción y comedia… todo esto hizo que Spectre fuera una película bastante regular comparada con su antecesora. Asimismo la cinta pareciera ser, en su argumento, una montaña rusa pues inicia por todo lo alto con la secuencia de México para caer durante la estadía en Londres; vuelve a levantar en la reunión de SPECTRE en Roma e inmediatamente se vuelve a caer. Y así toda la película 

19.- Octopussy (1983, Dir. John Glen)

Octopussy no es una mala película pero sí es bastante repetitiva en relación a los temas de la franquicia. Inicia de una manera bastante atractiva para el espectador e inclusive parece que va a subvertir ciertos tropos comunes para esta altura de las películas, vamos, hay un culto o sociedad secreta de mujeres ladronas que pudieron dar una trama bastante interesante para los fanáticos conocedores de Bond y su debilidad por las mujeres bellas. Sin embargo, esto queda en el aire y la película da un volantazo hacia terrenos conocidos.

Se agradece que la historia esté anclada en la realidad, que no haya fortalezas submarinas o lunares y que el género de la cinta se mantenga constante, pero nuevamente tenemos a un villano soviético (los eternos enemigos de las etapas Moore y Dalton) en posesión de una bomba atómica (viendo estas películas uno se cuestiona qué tan fácil es conseguir una ojiva nuclear y transportarla) y con deseos de destruir el mundo o iniciar una guerra. No es la mejor de Moore pero tampoco la peor.

18.- Live and Let Die (1973, Dir. Guy Hamilton)

La primera película de Roger Moore en la piel del espía británico es también una de las más extrañas piezas de la franquicia y es que las películas de Moore se sienten como si insertaras a James Bond en un subgénero distinto al de la aventura y el thriller; de esa manera, por ejemplo, Moonraker es una película cien por ciento de ciencia ficción, The Man with the Golden Gun tiene casi cincuenta minutos completos de una trama de artes marciales al estilo de las cintas de Bruce Lee y, en este caso, Live and Let Die trata de meter a Bond en un Blaxplotation (un subgénero de películas de acción popularizado a principios de los años setenta protagonizado por actores de raza negra).

Aquí seguimos al 007 tratando de descubrir por qué tres agentes del MI6 murieron en distintas partes de Estados Unidos, esto lo llevará hasta el corazón de Luisiana y a una isla caribeña donde la magia vudú y el esoterismo son el pan de cada día. Uno se puede dar cuenta de que la película no debería tomarse demasiado en serio después de leer la sinopsis, pero el error es ese: la cinta se pone demasiado seria con temas que en realidad no comprende y que al final termina por interpretar de manera errónea. Ah, y al final Bond hace explotar, literalmente, al villano con una píldora que te transforma en globo. Los setentas fueron raros para Bond.

17.- Quantum of Solace (2008, Dir. Marc Forster)

Aquí una opinión impopular: Quantum of Solace no es tan mala como la gente dice. Personalmente me parece un extraordinario thriller de venganza al estilo de las modernas cintas de John Wick protagonizadas por Keanu Reeves, sin embargo esto es James Bond y creo que el mayor pecado de esta cinta es llevar a un extremo el realismo y la crudeza conseguidos en Casino Royale.

Esta es una película donde vemos a un Bond que no se tienta el corazón para disparar, ahogar, quemar, envenenar, hacer explotar o matar de cualquier otra manera a cuanto enemigo se le ponga enfrente; los villanos son igual de brutales que él, pues violan, matan y torturan a diestra y siniestra a los aliados del agente secreto. Además, la película palidece ante otras de la franquicia al carecer de destinos exóticos lo suficientemente atractivos y memorables (seamos honestos, nadie quiere ir al desierto de Bolivia). Al final del día, Quantum es una película olvidable comparada con el resto de aquellas protagonizadas por Daniel Craig, aunque si algo debo reconocerle es el comentario sobre el intervencionismo norteamericano en Latinoamérica. 

16.- The Man with the Golden Gun (1974, Dir. Guy Hamilton)

La segunda película de Roger Moore en el papel no es muy diferente a las demás que ya hemos revisado del actor: la trama y el tono están por todos lados, Moore parece un tronco con patas durante las escenas de pelea, los diálogos son terribles y los planes del villano cambian constantemente, aunque este último está interpretado por un gran actor: Christopher Lee. Su personaje, un asesino a sueldo cuya característica principal es su puntería infalible y la pistola de oro mencionada en el título, es atemorizante por la presencia del veterano actor británico que venía de hacerla de Drácula en las películas de la Hammer. Sin embargo el guion lo transforma, a la mitad del metraje, en una especie de científico que ha construido una pistola de rayos solares (la tercera o cuarta ocasión que esta arma es mencionada en la franquicia). Es otra cinta irregular por todos estos factores. 

15.- Dr. No (1962, Dir. Terence Young)

La primera película de la franquicia, la primera de Connery en la piel de Bond y también una de las más aburridas que se han hecho. No dudo que en su tiempo haya sido una joya del cine de acción sesentero: tiene persecuciones, explosiones, lanzallamas y romance. Sin embargo no ha envejecido bien, su ritmo puede cansar al espectador moderno y además carece de muchos elementos característicos del 007, como la escena precréditos o la canción.

De la misma manera, es notorio el reducido presupuesto, en particular comparada con las demás películas de este periodo. Por otro lado, el villano titular brilla por su ausencia durante casi todo el metraje y poco hace contra nuestro héroe cuando por fin los tenemos cara a cara.

14.- Tomorrow Never Dies (1997, Dir. Roger Spottiswoode)

Tomorrow Never Dies no es tan mala como sus hermanas protagonizadas por Pierce Brosnan. Tiene personajes interesantes y una trama moderna que se aleja en su primera hora de mucho de lo que ya venía siendo común en la franquicia, sin embargo vuelve a cometer el error de complicar demás la trama haciendo que el villano de Jonathan Pryce pase de Magnate de las telecomunicaciones a megalómano buscando provocar la Tercera Guerra Mundial.

Se agradece también la presencia de Michelle Yeoh como una chica Bond bastante peligrosa sin necesidad de tener un romance con el agente secreto. En ocasiones incluso diría que llega a opacar la interpretación de Brosnan como Bond. Además, en esta película empiezan a regresar los elementos más fantasiosos del personaje encarnados en un auto que se conduce solo; todo eso irá desgastando y afectando las películas de Pierce.

13.- Thunderball (1965, Dir. Terence Young)

Thunderball es la película de Connery donde se nota que aventaron la casa por la ventana en cuestiones de presupuesto, ¡Todo es enorme! Y como su misma publicidad lo anunciaba: ¡vemos a James Bond en el aire, en la tierra y bajo el agua! La película cuenta con las locaciones más exóticas y una de las tramas más complejas para ese momento, además de que aquí empiezan a vislumbrarse los tentáculos de SPECTRE y tenemos al clásico villano con el parche en el ojo.

Sus secuencias bajo el agua son alucinantes, y tiene bastantes para la época, lo mismo que los efectos con la mochila de aire, sin embargo el segundo acto se alarga innecesariamente enredando la trama con secuencias de suspenso que siguen y siguen y siguen hasta que el espectador se pregunta “bueno, ¿Cuándo va a pasar algo?”.

12.- The Living Daylights (1987, Dir. John Glen)

La primera película de Timothy Dalton resulta extraña porque tenemos un Bond distinto después de casi quince años de ver a Roger Moore en el papel; eso hace que Dalton no destaque pero que tampoco sea malo, está justo en el medio.

Sus escenas de acción pudieron ser mejores y la edición falla por momentos, sin embargo The Living Daylights se toma más en serio que las últimas de Moore y eso se agradece completamente; en el aspecto visual también se destaca de la gran mayoría porque el tercer acto transcurre en un desierto, cosa inédita hasta ese momento en la franquicia. Fue un buen inicio para Dalton pero lo mejor vendría en su siguiente película. 

11.- For Your Eyes Only (1981, Dir. John Glen)

Esta es la película mejor lograda de Moore al frente de la franquicia. Tiene una trama completamente anclada en la realidad, sin stunts imposibles, personajes molestos u odiosos, ni distractores que le quiten el foco a los conflictos principales.

For Your Eyes Only se va conformando con un ritmo lento y acelera conforme nos acercamos al tramo final; las secuencias de acción son fenomenales y hay algunas con bastante suspenso (ojo a los arrecifes de coral o la escalada de la montaña). Inclusive la confrontación final con el villano es memorable y pone a Bond en un conflicto moral importante.

10.- You Only Live Twice (1967, Dir. Lewis Gilbert)

A partir de aquí estamos ante lo mejor de la saga. You Only Live Twice es una de las entregas más únicas y extrañas de Connery por su trama particular (transbordadores secuestrados) y sus escenarios exóticos (¡007 va a Japón!) como la fortaleza en la cima del volcán o los baños termales japoneses.

Sí, llega a ser ridícula a momentos y tiene elementos por completo racistas (esa secuencia en la que transforma a Connery en japonés es ofensiva a morir), pero también tiene elementos grandilocuentes como el tercer acto con el asalto a la base secreta de SPECTRE o las presuntas muertes de Bond a lo largo de la cinta. También es la primera donde vemos a Blofeld a la cara. Si Connery se hubiese retirado con esta película se habría ido a lo grande.

9.- Goldeneye (1995, Dir. Martin Campbell)

¡Una buena debía tener! Esta fue la introducción de Pierce Brosnan como 007 al mundo y vaya que fue ruidosa, emocionante, peligrosa y llena de giros conforme la trama avanzaba hacia el final. Para empezar, la escena precréditos estaba llena de suspenso y ocultaba la identidad de Bond, pasaba de grandes planos generales y momentos de silencio absoluto a una edición rápida y los sonidos estridentes de las ametralladoras de la fortaleza soviética. Increíble.

Después, el villano de Sean Bean, con una historia de fondo interesantísima, comienza a atacar a Bond por todos los flancos posibles y, de manera extraña, se siente como su igual, un antiguo agente que regresa por venganza… ¿Les recuerda a algo? Sin duda el Silva de Javier Bardem no existiría sin el Alec Trevelyan de Bean. Y como agregado final tenemos la M de Judi Dench, la primera mujer en el papel y vaya que tiene una introducción fuerte a la franquicia llamando a Bond “dinosaurio misógino”. Esta película llegó golpeando sobre la mesa de la historia del personaje y es una lástima que todos estos elementos se hayan diluido cuando llegas a Die Another Day porque había mucho potencial,  mismo que las películas de Craig aprovecharon al máximo.

8.- No Time to Die (2021, Dir. Cari Joji Fukunaga)

La más reciente entrada a la franquicia podría ser definida como la cinta más Bond de Daniel Craig y esto es algo bueno. La estructura de la película, el sentimiento de autocontención y la espectacularidad in crescendo que permea por toda la cinta es innegable. El estilo de autor de Fukunaga, quien venía de trabajar con Netflix, es palpable en toda la película, sobre todo en aquellas escenas que interiorizan la psique de sus personajes con close-ups.

Además, tenemos al Bond más humano de toda la historia, uno que sale de la crisis de identidad en la que lo tenían sumido las últimas dos películas para regresar a lo grande al servicio. Nunca en la historia se había escrito una película de 007 pensando en que sería el final del actor en la franquicia y eso les permitió a los guionistas romper muchas de las reglas y convenciones establecidas a lo largo de sesenta años. Una película valiente y también una despedida por todo lo alto.

7.- Licence to Kill (1989, Dir. John Glen)

Licence to Kill fue la primera película que siguió a Bond en un camino de venganza muy alejada, para ese entonces, de esas coloridas aventuras de espionaje típicas de 007. Con la tortura a Félix Leiter, es brutal desde el inicio y no tiene consideraciones hacia el espectador. Bond es un salvaje asesino por primera vez para las audiencias y eso, en 1989, era nuevo y refrescante.

Dalton hace suyo al personaje en esta entrega y lo aleja de ese espía sonriente y seductor. Se convierte en un héroe de acción que brinca sobre camiones y los conduce a toda velocidad. Se infiltra en cárteles de drogas, desmantela operaciones en cubierto… todo por un amigo caído. Sin duda alguna,  una de las mejores películas de la saga, con un ritmo acelerado y secuencias de acción impactantes.

6.- The Spy Who Loved Me (1977, Lewis Gilbert)

Esta es una película de Bond que, en mi opinión, funciona como una bisagra para la franquicia: junta todos los elementos que hicieron grandiosas a las películas protagonizadas por Connery y Lazenby pero además les da la pauta al resto de cintas de Moore y Dalton, tanto en estructura como en ritmo. Une las dos épocas, hasta ese momento, más importantes y exitosas del personaje en una película interesante, renovada e intrigante.

El diseño de producción es uno de los departamentos que destaca en esta cinta: desde la guarida sumergible del villano (con esos estanques de criaturas marinas) hasta el auto que se transforma en submarino o los submarinos atómicos, todo luce fantástico. Por otro lado, es una película que juega mucho con el suspenso en sus momentos más intensos, desde desarmar una bomba hasta cuestionar en qué momento Anya se enterará que Bond fue el responsable de la muerte de su amado. Una entrega imperdible en la franquicia.

5.- From Russia with Love (1963, Dir. Terence Young)

Si pudiera definir esta entrega con una palabra esta sería “Hitchcockiana” ya que hay un suspenso latente que invade al espectador durante todo el metraje. Se trata de una película donde a nosotros, el público, se nos revela mucha información que Bond no posee y eso vuelve interesante la trama porque estamos esperando el momento en el que las cosas comiencen a explotarle al agente en la cara y se percate del peligro latente que lo acecha en cada rincón de Turquía.

Asimismo se trata de apenas la segunda película de la franquicia y es aquí donde empiezan a consolidarse muchas de las piezas que terminarán por alinearse en Goldfinger. Lo que más aportó esta película a la mítica franquicia fueron las escenas precréditos, aquí una que confunde al espectador, pues Bond muere, para dejarnos ver después que se trata de un agente soviético enmascarado. Bond la libró… por ahora.

4.- On Her Majesty’s Secret Service (1969, Dir. Peter R. Hunt)

Aquí tenemos la única película de George Lazenby en la franquicia, una joya escondida entre dos cintas de Connery y, también, una de las más trágicas aventuras de James Bond en toda su historia fílmica. Los aspectos técnicos están en lo más alto que los años sesenta se podían permitir; la fotografía de Michael Reed, junto con la dirección de Peter R. Hunt (quien fuera el editor de las películas de Sean Connery), convierten a Her Majesty’s Secret Service en un dulce para los ojos con todas esas escenas en los picos nevados de las montañas, sin mencionar las trepidantes escenas de acción que aprovechan en todo momento el paisaje invernal que rodea al filme para hacer uso de todos los recursos a su alcance y darle al espectador una experiencia entretenida.

La historia agrega muchísimos elementos al mito de James Bond al presentarnos a quien será su esposa: Teresa di Vincenzo, hija de un mafioso italiano y que además ayudará a 007 a lo largo de la película. También tenemos la segunda confrontación directa de Bond con su némesis Ernst Stavro Blofeld, encarnado magníficamente por Telly Savalas (quien también protagonizó por esos años la película bélica The Dirty Dozen o la aventura de terror Horror Express), quien pone en problemas a James y demuestra por qué es el enemigo jurado de Bond, llevándolo hasta las últimas consecuencias con su presunta muerte. Al final, On Her Majesty’s Secret Service termina con un Bond viudo que sostiene en brazos el cuerpo de su amada esposa muerta bajo las órdenes de los secuaces de Blofeld. Toda una tragedia.

3.- Skyfall (2012, Dir. Sam Mendes)

Llegamos al top 3 de las películas de Bond, las mejores de las mejores y, dentro de todo, las más originales de todas. Skyfall es, desde sus primeros minutos, una declaración de subvertir todo lo que es James Bond a todas luces. La película de Mendes se encarga de diseccionar al personaje, desde su alcoholismo, su atracción a las mujeres, sus capacidades físicas y psicológicas, todo, lo deja en la lona para después elevarlo por todo lo alto con un final que lo redime.

También tenemos, por primera vez en la franquicia, el cuestionamiento de ¿Qué tan necesario es Bond (y la franquicia en general) para el mundo moderno? Esas quejas de M hacia Bond que surgieron en Goldeneye resuenan hasta esta película cuando la misma jefa del MI6 es puesta frente a los altos mandos del gobierno británico quienes no están muy seguros de seguir necesitando los servicios de los espías que operan en las sombras. A nivel técnico, la película es impecable, la mano de Roger Deakins en la fotografía se nota en cada cuadro de este referente para la cinematografía mundial.

2.- Goldfinger (1964, Dir. Guy Hamilton)

Goldfinger es la película que cimentó a todas las demás, es el filme en el que ya están presentes todas las cosas que hacen a una película de James Bond ser una película de James Bond: el cañón de la pistola al inicio, la escena precréditos, la canción durante los créditos, las locaciones exóticas, las mujeres hermosas, los gadgets imposibles, las persecuciones en auto,  los villanos megalómanos; todo está aquí presente ya en la manera en la que lo seguimos viendo hasta nuestros días y eso debe reconocerse.

¿Han escuchado que las capacidades del héroe se miden dependiendo del poder del villano de la historia? Pues esta película comprueba eso completamente, Auric Goldfinger (un nombre completamente relacionado con la mayor obsesión del personaje: el oro) es uno de los villanos Bond más temibles y despiadados que hemos visto en la pantalla, iracundo, violento y decidido a asumir las últimas consecuencias para hacer realidad sus diabólicas intenciones, además de que el diseño de producción es extraordinario mostrando su enfermiza atracción al oro en cada detalle que rodea al personaje. Un villano que pone en aprietos a Bond como jamás se había visto, elemento que convierte a Goldfinger en una gran película.

1.- Casino Royale (2006, Dir. Martin Campbell)

El reinicio de la franquicia no pudo ser mejor: un Bond más humano y anclado en la realidad, uno que si recibe un golpe sangra, que si es sometido a torturas físicas requiere de tiempo para recuperarse, uno que ya no lucha contra los soviéticos sino que trata de prevenir el terrorismo; se trataba de un Bond inexperto que recién empezaba en el servicio, acababa de asumir su puesto como agente 00 y eso lo volvía más impulsivo y errático en su toma de decisiones, y además, daba un juego muy interesante para los espectadores más acostumbrados a súper agentes ya en todo su esplendor.

Algo extraño pero que beneficia a Casino Royale es su cambio de tono pues nunca es una película de acción, se trata cien por ciento de un thriller de espías, un juego del gato y el ratón desde que Bond persigue a los terroristas hasta el juego de póker en el casino que da nombre a la película e inclusive en su tramo final, cuando Vesper Lynd (una extraordinaria Eva Green) traiciona al espía por el mismo amor que le tiene. Una película trágica, emocionante y con bastante suspenso que se corona como la mejor de James Bond al mantenerse fiel a la esencia del personaje pero también humanizándolo e introduciéndolo de verdad al siglo XXI.