Donar un riñón es una de las acciones más bondadosas que un ser humano puede hacer, aún más cuando la donación es para alguien que no conoces. Sin embargo, no es tan simple como despertarse un día y decidir que vas a ser un “buen samaritano”; la decisión conlleva numerosas y complejas interrogantes tanto físicas como psicológicas. Esto lo entiende la directora Penny Lane, quien haciendo gala de su siempre encantador ingenio, nos lleva de la mano por el proceso de donación renal altruista. ¿El sujeto? La misma directora, quien en Confessions of a Good Samaritan documenta su experiencia y miedos a manera de una suerte de autoensayo que se expande para informar sobre la historia del procedimiento quirúrgico y reflexionar sobre el significado de la palabra altruismo. El resultado es uno de los mejores filmes del año.

Con Hail Satan? y Listening to Kenny G, Penny Lane ya había demostrado sus talentos como una propositiva y emocionante documentalista, y Confessions of a Good Samaritan es una confirmación de que estamos ante una potencia en la industria de la no ficción. Aquí utiliza su propia vulnerabilidad para abordar un tema, desarrollarlo con lujo de detalle y transformar a su filme constantemente, creando así un producto completísimo que cuenta con un asombroso balance de humor, corazón e información.

Uno de los elementos creativos y distintivos de la forma de este filme es la utilización de una interfaz de computadora desde donde se “reproducen” elementos gráficos, entrevistas, reflexiones y explicaciones. Aquí, Lane utiliza un editor de texto a manera de diario para compartirnos sus pensamientos durante el proceso de preparación para la donación. El documental inicia con ella tecleando la frase “Una semana para mi donación”, y unos segundos después, como si no estuviera segura si debe emocionarse o no, agrega “!!!”. Este pequeño momento introductorio ayuda a sentar las bases de este magnífico y complejo trabajo: sí, Penny está emocionada porque va a salvar una vida, pero eso no significa que el miedo la esté consumiendo. 

Pronto tenemos a Penny sincerándose frente a una cámara, casi a manera de autoentrevista. “Ahora mismo siento que he cometido un terrible error”, dice. “¿Quién carajos haría esto? ¿Quién se haría esta cirugía y además haría una película súper difícil sobre ello para empeorarlo todo?… Yo, yo soy esa persona”. Este tono juguetón y humor autodespreciativo están presentes a lo largo del filme, y son elementos clave que lo hacen muy disfrutable. 

Confessions of a Good Samaritan es una planta que crece y va dejando flores en su camino, cada una distinta pero integral para el desarrollo de un todo. De una entrevista con alegres dontantes de riñón (que te restaura la fe en la humanidad) pasamos a pietaje de archivo de una de las primeras donantes altruistas que se hizo mediática, y luego pasamos a una doctora explicándonos la relación entre la ampígdala y el altruismo. Es así que vamos entre ideas y sujetos, siempre de manera orgánica, con energía y a través de una soberbia edición, para desarrollar las distintas aristas del tema central. 

Durante el filme, Lane investiga qué hay en su cerebro, entrevista a un apasionado cirujano sobre la historia del transplante de órganos, explica cómo funciona el procedimiento, habla con un divertido experto en bioética sobre la dimensión psicológica de una donación, indaga sobre su propia mortalidad y los riesgos de la cirugía, propone interrogantes morales con respecto al aspecto altruista; ¿En qué consiste el altruismo? ¿Qué tal si tu riñón salva a una mala persona? ¿Es ético escoger con quién ser buena persona? Asimismo, el filme se cuestiona, dado el poco número de donantes que existe en Estados Unidos, si el altruismo es suficiente o si es necesario introducir un pograma que incentive a donantes. 

A pesar de la cantidad de temas y sujetos, el documental nunca se siente abotargado gracias a la dirección de Lane que los une a través de comparaciones humorísticas, valioso pietaje de archivo y confesiones personales que generan empatía. Nunca sabes hacia qué dirección va el filme, pero el destino siempre es muy grato.

Confessions of a Good Samaritan no es un comercial a favor de la donación y tampoco es un sermón sobre la importancia de ayudar al prójimo. Es algo mucho más profundo y complejo. A partir de su vulnerabilidad, Penny Lane orquesta una herramienta de autorreflexión y una magnífica disección de altruismo que abarca dimensiones fisiológicas, psicológicas y científicas. Un filme tan íntímo y sincero como divertido e informativo.

“Confessions of a Good Samaritan” tuvo su estreno internacional en Hot Docs 2023.