Hemos visto muchas películas sobre aviones secuestrados o en peligro, y definitivamente no es fácil crear algo distinto bajo esta premisa, pero el thriller de Patrick Vollrath “7500” (ya disponible en Amazon Prime) lo hace… y de qué manera.

Lo que diferencía y eleva a “7500” es su ejecución. Toda la película se desarrolla en tiempo real y en los confines de la cabina de mando. El resultado es una experiencia claustrofóbica y efectiva con un ritmo incesante. 

Vollrath no pierde tiempo para crear tensión. El director introduce el filme con pietaje de vigilancia electrónica en el aeropuerto, haciendo obvio lo que está a punto de pasar. De ahí nos vamos a la cabina de mando de un avión alemán con destino a París para conocer a uno de sus pilotos, Tobias (Joseph Gordon-Levitt). Lo que vemos parece auténtico: Tobias habla con una de las sobrecargos, que resulta ser su novia. Intercambia instrucciones técnicas con su co-piloto Michael (Carlo Kitzlinger) y minuciosamente prepara el avión para el despegue. Por momentos hasta parece documental. 

Durante todo este proceso hay tensión en al aire. Ya sabes de qué trata la película y ver a los co-pilotos dialogar tranquilamente es angustiante. Unos minutos después del despegue del avión, un grupo de terroristas intenta entrar a la cabina y comienza el infierno. A partir de aquí no hay más que tensión.

Tú eres el pasajero y no hay descanso en este viaje. Tobias debe aterrizar el avión, evitar que los terroristas entren a la cabina y lidiar con potenciales situaciones de rehenes. Cuando control aéreo le señala a Tobias que faltan 30 minutos para aterrizar, es real y durante todo ese tiempo deberás experimentar una serie de horrores que solo aumentan los niveles de ansiedad.

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La edición es intensa y siempre está pasando algo. El golpeteo de la puerta, gritos de terroristas, sangre. Tobias debe negociar, maniobrar y sobrevivir en un espacio confinado con herramientas limitadas y siempre con un esbozo de esperanza. Es caótico, absorbente y realista. 

En su primera actuación desde “Snowden” del 2016, Joseph Gordon-Levitt es la pieza clave en esta compacta y muy efectiva experiencia. El hombre pasa de un estado de ánimo a otro en cuestión de segundos, siempre respondiendo a la situación en turno. De sobreviviente herido a un desastre emocional, a un desesperado negociante y así nos vamos. Su brillante trabajo permite conectar todos los puntos y acentuar la perpetua atmósfera de nerviosismo.  

La falla de “7500” radica en las motivaciones cliché de sus villanos musulmanes. No encontrarás nada innovador en ese aspecto: son personas que quieren estrellar el avión por motivos religiosos. Y aún así, bajo su approach minimalista, Vollrath logra darle un poco de humanidad a uno de ellos, interpretado por Omid Memar. Su intento de conversación tranquila con Joseph Gordon-Levitt en un bienvenido contraste con respecto al resto de la película.

Las películas tensas en aviones son una de mis debilidades y “7500” es justo lo que el doctor recetó: amé cada segundo. Un thriller lleno de ansiedad que explota al máximo su premisa claustrofóbica para mantenerte pegado a la pantalla. Es una de las experiencias más emocionantes del año.