Además de un filme documental, “76 Days” debería ser considerado en el género de superhéroes porque su historia es la de héroes reales: el personal de salud que combatió al COVID-19 durante los 76 días que duró el aislamiento en Wuhan (China), zona cero de la pandemia.
El filme abre con una doctora llorando desconsoladamente por su padre que acaba de morir. Está cubierta de pies a cabeza y no podemos ver sus lágrimas, pero sí escuchar gritos de tristeza que pronto se transforman en ruegos a sus colegas por dejarle ver a su padre una última vez. Pero el riesgo de contagio no vale la pena y el hospital la necesita. Acto seguido, un grupo desesperado de personas con tapabocas exigen recibir atención médica pero el hospital está lleno. Un par de doctores bloquean la puerta y gritan para intentar controlar la situación asegurando que todos serán atendidos, pero parece inútil. Con ayuda de un periodista anónimo y sin permiso del gobierno, los directores Hao Wu y Weixi Chen se metieron a cuatro hospitales para captar estas y muchas otras escenas reales que parecen de una película de terror. Así se vivieron los primeros días de la pandemia COVID-19.
Los doctores hacen todo lo posible por atender las demandas y salvar vidas. Pero sus labores van más allá de lo médico; también deben proveer de cariño a los enfermos, reportar las defunciones a familiares y actuar como niñeras; algunos viejitos se escapan de sus habitaciones y deambulan por los pasillos del hospital, exigiendo que los dejen volver a casa. Una doctora desinfecta los objetos de los pacientes, algunos de ellos ya fallecidos; entre su montón de chácharas podemos ver un celular con 31 mensajes sin responder. Te rompe el corazón.
Y a pesar de la tragedia, es un testimonio de la extraordinaria labor de los directores que “76 Days” te haga llorar no solo de tristeza, sino de ternura y esperanza. Para intentar crear una atmósfera de positividad, los doctores adornan las camas de sus pacientes con globos (creados a partir de guantes inflados) y mensajes de ‘recuperate pronto’; hacen dibujos de flores en sus trajes de protección y por supuesto, tratan a los pacientes como seres humanos. Mientras una señora entubada le toma la mano a un enfermero, ésta la consuela diciendo: “Nosotros somos su familia ahora”. Los doctores siempre están ahí para escuchar y reconfortar a los enfermos.

El agradecimiento de los pacientes es también conmovedor. Una señora asegura que va a rezar todas las noches por los doctores, un abuelo entre lágrimas le agradece a un doctor el haberle salvado la vida y le promete nunca olvidarlo. Un emocionado anciano motiva a una enfermera: “Ustedes son soldados sin miedo. Cargan hacia adelante, desafiando el fuego enemigo”, grita.
Las tomas del exterior son mínimas. Veamos los mensajes de ‘quédate en casa’ de las solitarias calles, una hilera de personas guardando la distancia para recibir víveres, un voluntario llegando a casa de un paciente para llevarla al hospital. Y después del silencio, cuando el aislamiento está por acabar, el desgarrador sonido de sirenas retumba por toda la ciudad al unísono para conmemorar las pérdidas.
Confusión, terror, tristeza, esperanza, humor. Se requiere de mucha habilidad para lograr estos cambios de ritmo, pero Wu, Chen y el reportero anónimo hicieron un trabajo extraordinario uniendo todas las piezas. “76 Days” es más que un reporte sobre los estragos del COVID-19, es un testimonio de valentía y heroísmo de aquellas personas que agotaron sus energías día y noche para salvar vidas. Es un documental indispensable y desbordante de humanidad que muestra el poder del cine y te hace ver que, a pesar de lo que esté pasando en el mundo y lo que vemos en noticieros, vale la pena salvar todas estas vidas.
“76 Days” formó parte del programa TIFF Docs del Festival Internacional de Cine de Toronto 2020.