Después de dirigir exitosas series de anime como “Death Note”, “Attack on Titan” y “Kabaneri of the Iron Fortress”, así como películas basadas en dicho material, el influyente animador Tetsurô Araki prueba suerte con “Burbujas” (バブル), un largometraje animado original de Wit Studio que se aleja de los tintes violentos a los que Araki está acostumbrado para centrarse en una historia romántica con mucho parkour y tintes postapocalípticos que si bien es narrativamente imperfecta, es disfrutable gracias a su alto valor artístico.

Cinco años después de que una extraña ola de burbujas provocara una serie de explosiones en la Torre de Tokio y la eventual inundación de la ciudad, un grupos de niños y jóvenes huérfanos utilizan las ruinas para practicar parkour y realizar emocionantes carreras en equipo. El más habilidoso de ellos es Hibiki (voz de Jun Shison), un chico con hipersensibilidad auditiva y personalidad reservada. Una noche, Hibiki comienza a escuchar una familiar canción emanando de la Torre de Tokio; al investigar, pone su vida en peligro y es rescatado por una misteriosa joven llamada Uta (voz de Riria), quien en realidad es una burbuja en forma humana. 

Tenemos explosiones, extraños hoyos negros (o en este caso, rojos) en el agua, burbujas humanas, carreras de parkour y elementos narrativos inspirados en “La sirenita” de Hans Christian Andersen. Aunque esta mezcolanza de elementos sea creativa y extravagante, su ejecución como un todo es una decepción. 

El guion, escrito por Gen Urobuchi, Naoko Sato y Renji Ōki, propone vagos temas filosóficos de destrucción, extinción y creación que nunca aborda con convicción o inteligencia, y más bien son meras excusas para intentar darle una capa de intelectualidad a la historia. Además de ser derivativo del cine de Makoto Shinkai y literalmente referenciar a “La sirenita” una y otra vez, el romance entre Hibiki y Uta nunca logra escapar de la convencionalidad; Los Enterradores, grupo de antagonistas practicante de parkour, aparecen de la nada para avanzar la trama con una excusa forzada que torpemente propone un tema de explotación virtual; y los personajes secundarios, aunque sumamente agradables, tienen subtramas y personalidades genéricas. Y encima de la carencia de originalidad, “Burbujas” lentamente sucumbe ante el peso del enorme ámbito de su propuesta apocalíptica, misma que no desarrolla ni explica de manera satisfactoria.

Pero estos problemas se olvidan una vez que nuestros protagonistas abandonan el suelo y comienzan a saltar, pues la animación te quita el aliento. Araki hace un soberbio trabajo dirigiendo las emocionantes y dinámicas secuencias de parkour en donde los personajes saltan de una estructura a otra utilizando al Tokio derruido o hasta burbujas para catapultarse; el extraordinario score original de Hiroyuki Sawano acompaña la acción y agrega otra capa de excitación al asunto. Los movimientos de cámara inyectan un flujo constante de energía a cada salto y, de vez en cuando, nos permiten apreciar a detalle el hermoso diseño de personaje de Takeshi Obata (“Death Note”). Es como una montaña rusa animada conformada por momentos de adrenalina pura que exhiben la excelencia de los artistas involucrados. Y si la película logra generar una conexión entre Hibiki y Uta, esto es gracias a las escenas de parkour, pues es aquí donde se aprecia su romance.

Con “Burbujas”, Tetsurô Araki entrega un producto seguro y poco innovador, pero audiovisualmente asombroso, en gran parte gracias a sus elementos de acción derivados de “Attack on Titan”. Al final, es mucho mejor anime deportivo que romance filosófico.

“Burbujas” ya se encuentra disponible en Netflix.