Texto por Tiago Tocarruncho | “En el principio era el verbo, y el verbo era con Dios, y el verbo era Dios” Así dice el primer versículo del Evangelio según San Juan. En ese pasaje bíblico se celebra la creencia de que la palabra del Señor es el principio y fin de la vida. Sin embargo, cuando la mística de la fe se convierte en fanatismo religioso, usualmente lleva a las personas a justificar lo injustificable en nombre de Dios. Esta es la idea que explora el director estadounidense Antonio Campos en “El diablo a todas horas”, un atroz y cruel retrato de la Norteamérica rural posguerra de 1957 protagonizada por Tom Holland, Robert Pattinson, Jason Clarke, Sebastian Stan, Bill Skarsgard y Mia Wasikowska, ya disponible en Netflix

Basada en el best-seller de Donald Ray Pollock con el mismo título, “El diablo a todas horas” es una disección en el corazón de los valores estadounidenses donde se yuxtaponen la idea de la ausencia de Dios con la constante presencia de símbolos, figuras y referencias religiosas. Magistralmente grabada en 35 mm por el Director de Fotografía Lol Crowley, este thriller gótico nos presenta personajes siniestros que convergen alrededor de un joven con un pasado trágico, cuya única preocupación es proteger a su familia de sheriffs corruptos, vecinos entrometidos, curas depravados y asesinos en serie en un pequeño pueblo conservador donde tanto la presencia de Dios como la de Diablo son palpables. Con cada minuto que pasa, el público es sumergido más y más en las oscuras cavidades de las almas dañadas y podridas de un país constantemente azotado por la tragedia.

el-diablo-a-todas-horas-bill-skarsgard-02-©-2020
Netflix © 2020

Hay que aplaudir el compromiso y la entrega de Campos como director y de los productores, ya que realmente logran construir un mundo terrorífico, con personajes trastornados que solo ante la muerte pueden sentir algo cercano a la presencia de Dios. Sin embargo, por momentos puede llegar a ser demasiado, no solo por la naturaleza macabra de los acontecimientos, sino por la multiplicidad de personajes. Aunque todos los actores hacen un trabajo excepcional, no hay suficiente tiempo para empatizar suficiente con su arco dramático, ya que hay un límite para lo que se puede mostrar en una película de dos horas con ocho personajes principales. Es justo considerar que en formato de serie limitada la trama le hubiese hecho más justicia al libro. 

“El diablo a todas horas” es una pieza cautivadora con un gran elenco, que se atreve a contar una historia poco comercial sin comprometer su visión, pues a pesar de lo explícita y violenta que puede llegar a ser, al final es una historia de padres e hijos, del legado que se les deja a las nuevas generaciones, y en últimas, de la cultura que estamos construyendo como sociedad. Una cultura alrededor de la idea de un paraíso y un infierno gobernados por un Dios omnipotente y omnipresente que está listo a perdonar nuestros pecados, pues hay un Diablo listo para hacernos caer en la tentación en todo lugar, en todo momento, a todas horas.