Entre “Mad Max: Fury Road”, “Atomic Blonde” y “The Fate and the Furious”, Charlize Theron se ha convertido en toda una estrella de acción. “La Vieja Guardia” es su más reciente incursión en el género, y a través de ella, Netflix parece tener en manos una nueva franquicia.
Theron interpreta a Andy, una inmortal y líder de un pequeño ejército como ella: Booker (Matthias Schoenaerts), Joe (Marwan Kenzari), Nicky (Luca Marinelli), y la nueva recluta, Nile (Kiki Layne). ¿A qué me refiero con ‘inmortal’? Estas personas pueden recibir cien balazos y revivir en cuestión de segundos.
Durante siglos, este grupo de inmortales ha peleado en guerras y trabajado para ayudar a la humanidad. Sin embargo, con ayuda de los avances tecnológicos, ahora son cazados por Copley (Chiwetel Ejiofor), un operativo especialista en seguridad trabajando para un malvado empresario (Harry Melling) cuyo objetivo es experimentar en ellos, y utilizar su genética para crear curas y medicinas.

El filme se basa en un cómic del mismo nombre escrito por Greg Rucka (fungiendo aquí como guionista). La idea de inmortalidad es interesante y además de proveer acción, da pie a explorar cuestiones filosóficas; muchas de ellas son desarrolladas a través del personaje de Theron. Andy ha vivido siglos, tal vez milenios, y ha ayudado a muchas personas en el camino, pero ahora cuestiona sus motivos. No importa cuánto bien intente hacer, el ser humano sigue siendo malvado, sigue creando guerras, y sigue sin mostrar avances éticos. ¿Para qué seguir luchando por una humanidad que no aprende? Estas ideas me cautivaron y elevaron a “La Vieja Guardia” más allá de una película palomera.
El guión también presenta las dificultades intrínsecas de la inmortalidad. Estos antiguos protectores han vivido cientos (o miles) de años y no pueden hacer nada al respecto. Han muerto una y otra vez, han dejado atrás a seres queridos, han sufrido pérdidas, o incluso han fallado en proteger lo más preciado para ellos. Sin embargo, entre todo esto hay aspectos positivos, como la encantadora relación amorosa entre Joe y Nicky; dos seres que han compartido su inmortalidad juntos.
La directora Gina Pryce-Bythewood (“Beyond the Lights”) se asegura de forjar a personajes complejos, de darle tiempo a escenas de reflexión, y utilizar emoción en vez de acción para capturar tu atención. La historia de fondo de Andy, por ejemplo, es una poderosa herramienta emocional para comprender sus miedos y motivaciones. Y sí, Charlize Theron patea trasero y se luce en escenas de acción, pero es gracias a sus escenas más silenciosas que logra meterte en la historia.

Parece que estoy describiendo un drama lento y filosófico, pero “La Vieja Guardia” no deja de ser un filme de acción. Hay buenas coreografías de pelea, disparos, traiciones y sangre. Lamentablemente, también hay mucho cliché. Hay demasiada exposición, el inicio es lento, y la historia es muy predecible: no tendrás que hacer gran esfuerzo para descifrar los giros. Las escenas de acción son eficaces para entretener y ya. Y aunque el villano es una total caricatura, Melling (“The Ballad of Buster Scruggs”) cumple bien su trabajo: cuando llega el tercer acto del filme, ya estás ansioso por verlo recibir su merecido.
Si las audiencias responden, Netflix tiene una jugosa franquicia en sus manos. La escena “post-créditos” es coherente y gracias al previo desarrollo de la historia, no se siente forzada. “La Vieja Guardia” hace un astuto uso de su propia mitología, dejando la puerta abierta para más de una secuela. Y, ¿por qué no? Hasta precuelas pueden salir de aquí.
La experiencia de Pryce-Bythewood en dramas romántico salió a flote en este proyecto. “La Vieja Guardia” se siente como una película de acción diferente… una más preocupada en encontrar la humanidad de sus personajes que en tener balazos sin sentido. Y ese es un cambio bienvenido en el género.
“La Vieja Guardia” ya se encuentra disponible en Netflix.