Recientemente, un estudio reveló que México es el país que más terror consume en el mundo; sin embargo, gran parte de la oferta viene del extranjero en lugar de producciones nacionales, y algunas de estas últimas son bastante decepcionantes, como lo demuestra la reciente finalista al Oscar “Presencias”. En este contexto, el director Isaac Ezban nos trae “Mal de ojo”, una película con fallas pero que en general resulta satisfactoria.

Nala (Paola Miguel), una niña de 13 años, viaja en contra de su voluntad con sus padres (Samantha Castillo y Arap Bethke) al campo para buscar una cura a la terrible enfermedad de su hermana Luna (Ivanna Sofia Ferro). Aquí, las niñas se quedan con su abuela Josefa (Ofelia Medina), una anciana solitaria y hostil, quien oculta un tenebroso secreto. 

Tras un inicio bastante decepcionante, la película poco a poco va agarrando ritmo y se vuelve más tensa. Una vez en casa de la abuela, el suspenso y misterio escalan hasta llegar a un final efectivo y aterrador, cuya calidad es inversamente proporcional a lo flojo de los primeros minutos. Cuando la veas no te dejes llevar por el comienzo, con la toma cliché del carro a través del bosque y diálogos acartonados: para el final, “Mal de ojo” te tendrá al borde del asiento.

Ofelia Medina (galardonada con el Ariel de Oro el año pasado) es irreconocible, y no sólo por el gran trabajo de maquillaje de Roberto Ortiz. Medina va por todo: sabe muy bien de qué tipo de película se trata y degusta cada segundo en un papel exageradamente malévolo. Se nota que la actriz disfruta mucho sus escenas y les saca el mayor provecho, convirtiendo a Josefa en una odiosa pero hipnotizante antagonista a la cual detestas en todo momento, pero cuya vibra enigmática te intriga de forma magnética. Después de más de 40 años de carrera, la actriz no ha perdido su toque: no es sorpresa que la historia realmente arranque cuando ella se queda a solas con las niñas.

Otro gran elemento es el diseño de producción de Adelle Achar (“Leona”), quien le da a la casa una vibra tétrica y atemporal. Las recámaras, el ático, los jardines y las escenas de época están perfectamente construidas para sumergirte en el ambiente de terror y fantasía. Conforme Nala explora más y más el hogar, se va revelando su personalidad y misterios, y eso es gracias a la creatividad y cuidado de la escenografía.

Al guion le cuesta trabajo balancear todos sus elementos en un inicio, sobre todo al intentar mezclar de manera efectiva el terror y la fantasía, defecto que la película trata de compensar con el uso de jumpscares excesivos y francamente gratuitos. Sin embargo, cuando al fin logra establecer los obstáculos a vencer y el rumbo que tomará la historia, avanza de forma más fluida y el espectador se perturba por las acciones y no por sustos forzados.

En la misma vena de “La Tía Alejandra” o “El espejo de la bruja”, Ezban nos trae con “Mal de ojo” una interesante historia de brujería con una icónica villana y un final para morderse las uñas. Si bien no es perfecta, es una muy buena opción para ver en el cine y dejarse llevar al tenebroso mundo de magia negra que Josefa tiene preparado para nosotros.

“Mal de ojo” ya se encuentra en cines.