En Italia, la década de los años setenta es conocida como los “Años de plomo”, un momento de caos e inseguridad sociopolítica que desembocó en terrorismo y violencia. “Padrenostro” se sitúa en medio de esta época, para ser exactos en la primavera de 1976, y está vagamente basada en la infancia de su director y co-escritor Claudio Noce.

El alter ego de Noce en el filme es Valerio (Mattia Garaci), un dulce niño de 10 años cuya tranquila vida es interrumpida cuando su padre Alfonso (Pierfrancesco Favino) es baleado afuera de su casa. Alfonso sobrevive el intento de asesinato pero el incidente sacude a la familia y deja marcado a Valerio.

Pero esto no es un filme sobre gángsters o política. “Padrenostro” explora las consecuencias del trama desde el punto de vista de un niño. El sonido del timbre, un embotellamiento en el camino o una llamada telefónica provocan terror en Valerio. En medio de la paranoia, aparece Christian (Francesco Gheghi) un joven amistoso que rápidamente se hace su amigo. Sin embargo, Noce disfraza la presencia de Christian bajo un velo de misterio, dando la impresión de que es un invento proveniente de la desesperada imaginación de Valerio. ¿Es su manera de procesar el shock? El director juega con tu mente para replicar sus propias sensaciones de inseguridad y clave en ello son las brillante actuaciones de de Garaci y Favino.

Aunque algunas escenas salen sobrando y el giro final pone en jaque la credibilidad de la historia, Noce hace un trabajo suficiente estableciendo con fuerza el lazo de amor entre padre e hijo para así envolverte en las emociones del protagonista. A eso le agregamos las preciosas praderas de Calabria y un magnífico score musical por Valentino Giannì y tenemos un más que satisfactorio coming-of-age italiano.

“Padrenostro” forma parte de la selección oficial del Chicago International Film Festival. Para seguir toda nuestra cobertura del festival puedes visitar este enlace o seguirnos en Twitter y Facebook.

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Imagen cortesía de CIFF 2020