Dirigido por Ningyi Sun y Pascale Appora-Gnekindy, “Eat Bitter” nos lleva hasta la República Centroafricana para darnos una valiosa historia que reflexiona sobre la relación entre trabajo y familia desde dos perspectivas distintas.

El primer sujeto es Thomas, un sand diver (buceador de arena) que trabaja arduamente recolectando arena del fondo de lagos, misma que es utilizada para construcción. Del otro lado tenemos a Jianmin “CC” Luan, un veterano y bonachón trabajador chino encargado de supervisar la construcción de un enorme banco en Bangui (capital de la República Centroafricana).

“Eat Bitter” utiliza observación y ocasionales voiceovers de sus sujetos para contar una historia cautivadora sobre dos interesantes hombres con distintas culturas y antecedentes que luchan por tener una mejor vida para ellos y principalmente para sus familias, mismas que paulatinamente se integran al documental para proveer un panorama enriquecedor del tema. 

Ambos deben balancear el trabajo con problemas familiares. La vida personal de Thomas es un desastre, pues entre novias, esposas e hijos es evidente que el hombre carece de madurez y estabilidad; cada vez que regresamos a su casa, el hombre ya tiene una nueva novia o está lidiando con otro lío amoroso. Su madre, quien se la pasa trabajando en un cultivo de yucas, claramente está harta de su hijo y del poco apoyo que recibe de sus novias, pero hay poco que pueda hacer. 

Por otro lado, CC intenta mantener comunicación con su esposa, quien sigue en China y está lidiando con la soledad y dolor de un hijo que la ignora. Esto se combina con frustraciones relacionadas a la ética de trabajo entre chinos y centroafricanos para acrecentar el estrés en la vida laboral de CC. Algo que debemos subrayar en relación a lo anterior es que Sun y Appora-Gnekindy tratan con mucho respeto las ideologías culturales de ambos países; me recordó al fallido documental “American Factory” que hace todo lo contrario y bordea en el racismo contra China.

Una de los elementos más destacados del trabajo de Sun y Appora-Gnekindy es la manera en cómo retratan a la mujer; tal vez no sean los personajes principales de “Eat Bitter”, pero con el paso del tiempo y de manera orgánica su presencia se hace crucial en el desarrollo del filme. Por ejemplo, cuando hay una amenaza de guerra civil (alentada por hombres), son mujeres las que salen a la calle para pedir paz. Sun y Appora-Gnekindy ponen especial atención en las respuestas de las mujeres a la conducta de sus esposos para así conectar su tema central con un estudio del papel tradicional y patriarcal de “proveedor” en la sociedad.

Gracias a un buen trabajo de dirección, “Eat Bitter” no solo nos permite aprender sobre un país que rara vez vemos en el cine, sino que además nos regala una exploración de la intrínseca relación entre trabajo y familia a través de las travesías de dos hombres que, a pesar de todas las diferencias entre ellos, están unidos por un sentido de responsabilidad y amor a sus familias.

“Eat Bitter” tuvo su estreno mundial en CPH:DOX 2023 en donde compitió por el Dox:Award.