“Saw” es una de las franquicias de terror más prolíficas de la cinematografía, puesto que cada una de las ocho anteriores cintas ha contado con un presupuesto menor a veinte millones de dólares y logrado recaudar arriba de los cien millones; por eso llega “Espiral: El Juego del Miedo Continúa”, la nueva y  más cara entrega hasta ahora (cuarenta millones de dólares) que ofrece una historia alterna al personaje de Jigsaw y refresca la saga, sin perder la esencia. 

Este nuevo filme aborda a Zeke (Chris Rock), un detective asignado a investigar algunos asesinatos relacionados a la figura de Jigsaw, sin embargo, poco a poco se da cuenta que los asesinados son sus colegas, comenzando así un juego mortal para salvarse. 

Una de las cartas fuertes de esta cinta es la incorporación de actores conocidos y taquilleros como Chris Rock (quien además creó esta historia) y Samuel L. Jackson. Toda la saga se había caracterizado, en conformar elencos con talento joven y desconocido, tal es el caso de Leigh Whannell, quien luego de protagonizar la primera entrega de “Saw” en 2004, participó como actor y director en la franquicia de “La Noche del Demonio”.

Chris Rock abandona por completo sus acostumbrados papeles cómicos para brindar una interpretación creíble, con emociones corrompidas que resultan en momentos de introspección y retrospección potentes. La cámara, a cargo de Jordan Oram, ayuda a resaltar los momentos dramáticos del protagonista con tomas que no dejan de vibrar ni de adentrarnos en su frustración con respecto a los mortales acontecimientos. 

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El director Darren Lynn Bousman, un amante de las cintas de terror de serie B, nos recuerda constantemente que estamos viendo una entrega de “El Juego del Miedo”. Aquí hay un sello especial que se retoma de las precuelas: movimientos circulares a gran velocidad con la intención de sofocar al espectador; primeros planos y planos detalles a desmembramientos y demás actos violentos; así como referencias a las predecesoras con respecto a instrumentos de tortura.

El “juego” se hace presente durante toda la narrativa. Si bien la historia central es convencional, los giros de tuerca propician interés y sorpresa al mismo nivel que los mecanismos de tortura y matanza del juego macabro. Por otro lado, hay vestigios de la figura de Jigsaw y la interpretación de su iconografía; el espiral como señal de cambio, progreso y evolución en un mismo lapso, el cual motiva positivamente a la sociedad o la corrompe; lo segundo es lo más probable.

“Espiral: El Juego del Miedo continúa”, prolonga el culto hacia la saga y aunque el final de esta cinta se quede en el clímax y no brinde un vistazo concreto hacia el futuro, funciona para generar intriga y deseo por ver nuevamente, al menos, a Chris Rock. No es la mejor de la franquicia, pero sí le da un descanso al emblemático personaje de Billy sin perder nunca la esencia. 

“Espiral: El Juego del Miedo continúa”, ya disponible en cines.