Cuando parece que muchas cosas sólo son inspiradas por la imaginación, aparecen materiales como “The Painter and the Thief” de Benjamin Ree, los cuales rompen la barrera entre la realidad y la ficción para demostrar que estamos lejos de poder comprender el arte, sus alcances y las relaciones humanas. 

Barbora Kylsilkova, es una pintora de la corriente naturalista, quien expone sus obras en la galería de arte en Oslo. Un día, dos de sus pinturas son robadas por dos sujetos extraños que, al no ser tan brillantes, dejan rastros. En la audiencia de los ladrones, Barbora se acerca a platicar con uno de ellos: Karl-Bertil Nordland, un joven con antecedentes criminales, drogadicto y con una vida difícil, sin embargo, ella siente un click con él; tienen más cosas en común de lo que pensaban. 

Esta cinta proveniente de Noruega, es una disección visual y narrativa de lo que el arte provoca en el interior del ser humano: cómo cambia comportamientos, actitudes, pensamientos e inclusive, nuestras sensibilidades. Muestra al arte, en especial a la pintura, como una medicina para sanar nuestros traumas y heridas forjadas a través de la vida, y una acción tan sencilla, como vernos retratados a través de ojos ajenos, puede causarnos la redención que profundamente buscamos. 

A pesar de la existencia de fotos de nosotros y de la tecnología que diariamente nos rodea, no estamos acostumbrados a vernos desde miradas externas. Tenemos el constante miedo del qué dirán y del cómo nos verán, lo cual provoca inseguridad y temor hacia saber quiénes somos en realidad. Solemos vivir tras una careta, sea cual sea, buscando la invulnerabilidad, pero siempre llega algo o alguien que nos desnuda, y no físicamente. 

Estos puntos, son expuestos por Benjamin Ree a través de este documental, así como la amistad de Barbora y Bertil, dos seres que coincidieron y aprovecharon esa casualidad para cambiar el rumbo de sus vidas, para bien o para mal. Ree no juzga esa relación, sólo expone lo que él y su cámara ven: intimidad, cariño, identificación, posible lástima, pero sin duda, complicidad.

Como el arte mismo, la película va desde lo abstracto visualmente, hasta lo explícito narrativamente, convirtiéndola en una obra sencilla técnicamente, pero poderosa a nivel historia y discursos. Escena tras escena comprendemos los porqués de los dos protagonistas, sus visiones y motivaciones; observamos el talento indiscutible de Barbora y entendemos los traumas de Bertil.

“The Painter and the Thief” o llamada en español como “La pintora y el ladrón” es de esas cintas hipnóticas, que no te sueltan en ningún momento pese a su fotografía sencilla. El arte no sólo permanece en el tiempo, sino en las personas.

“The Painter and the Thief” ya se encuentra disponible en MUBI.