El arte es mucho más que una expresión estética, es una forma de protesta, un arma, una manera de sobrevivir. El artista Guillermo Gómez-Peña y su colectivo La Pocha Nostra lo entienden muy bien, y a través del performance crean arte usando su cuerpo para criticar y reflexionar sobre diversos aspectos de la identidad, el racismo, las imposiciones del sistema y las propias convenciones artísticas. La directora Amber Bemak captura este espíritu en “100 Ways to Cross the Border”, un trabajo colaborativo en el cual lo documental y la ficción se desdibujan para traer una pieza muy rica tanto discursiva como estéticamente.
Dividida en distintos actos de duración irregular, esta película mezcla material de archivo, animación, entrevistas e interesantes puestas en escena y nos sumerge en el mundo de Gómez-Peña y el colectivo. Más que una trama lineal, el guion (muy acorde al espíritu de su personaje) va caóticamente por distintos caminos sin tratar siquiera de justificarse: en un momento tenemos animaciones de tipo collage muy kitsch al estilo de los carteles de luchadores, al otro una bailarina de ballet sumergiéndose en una piscina; sin embargo, aunque podría parecer alienante en papel (y tal vez lo sea para quienes esperan un documental convencional), esta amalgama de ideas hace al espectador alguien activo y en constante reflexión de los postulados planteados. Es un ejercicio que requiere la atención de su audiencia y la invita a construir ideas propias junto a la obra.
El borde fronterizo entre México y Estados Unidos sirve como detonador del cual derivan las distintas ideas de la película: qué es la identidad latina, cómo la frontera se ha expandido hasta vivir en nuestro día a día, la marginación del arte latino en la periferia, la exploración de la tradición mexicana con el erotismo y otros aspectos de la identidad. Con tantos discursos y prejuicios alrededor de la migración, es interesante ver una perspectiva dinámica, cuya estética y discurso artístico se usan como parte del mensaje político, una forma de acercarse al espectador desde un ángulo diferente a lo inhumano y lejano de los noticieros y medios tradicionales, en los cuales el tema se ha normalizado de forma espeluznante. Esta es una pieza que te deja pensando por mucho tiempo, una experiencia difícil de digerir pero que vale mucho la pena.
“100 Ways to Cross the Border” es a la vez discurso político y ejercicio estético, seria y juguetona, ficción y documental. En un mundo tan obsesionado con las etiquetas, es refrescante ver un trabajo que reta a las audiencias a ver más allá de las convenciones: una película que tal vez no complazca a todos, porque no es su objetivo hacerlo, sino plantear una pregunta o dos que tal vez no tenías contempladas
“100 Ways to Cross the Border” tendrá su estreno mundial en BAMcinemaFest 2022.