Es difícil expresar lo que ocurre cuando uno ve una película de Asghar Farhadi: en sus historias, bellamente hiladas, no existen héroes o villanos, los personajes actúan guiados por motivaciones complejas y nos ponen en predicamentos morales sin una respuesta fácil. “A Hero”, su más reciente película, no es la excepción: en ella nos trae una exploración sobre la desconfianza, la manipulación y el valor de las buenas acciones.
Rahim (Amit Jadidi) es un hombre que está en prisión por una deuda pendiente. Al tomarse unos días de licencia, su novia (Sahar Goldust) le cuenta que ha encontrado unas monedas de oro en la calle, con las cuales Rahim podría pagar una parte del dinero a su acreedor. Sin embargo, él decide buscar a quién se le perdió dicho tesoro y devolvérselo. La noticia de su buena acción se llega a saber en las noticias locales y se convierte en un héroe, pero esto traerá consecuencias inimaginables para todos los involucrados.
Farhadi teje sus historias con un cuidado tal que hace ver sencillo el arte de transformar lo cotidiano en extraordinario. Sin necesidad de adornos, ni siquiera de banda sonora, el director hace del hundimiento de Rahim en el abismo de la opinión pública una experiencia sutil que poco a poco escala hasta llegar de manera imperceptible a niveles inimaginables de tensión. Hay tantos matices y ambigüedades en las acciones de los personajes que incluso la conversación más sencilla se convierte en un acto de suspenso, porque el espectador sabe cuánto está en juego.
Lo maravilloso de “A Hero” es cómo usa nuestras ideas preconcebidas de los héroes y villanos, del bien y mal, y las retuerce para demostrarnos cómo en la naturaleza humana rara vez se es lo uno o lo otro. En un principio uno estaría dispuesto a estar de lado de Rahim, un hombre honrado víctima de un sistema que todavía permite las prisiones para deudores. Sería muy sencillo jugar con este protagonista y llevar a la audiencia a una trillada y efectiva historia de autosuperación, o a un terrible e igual de trillado relato con un protagonista carente de poder ante un invencible sistema, pero Farhadi es mucho más inteligente que eso: luego de conocer a Rahim, vemos al acreedor de su deuda, un hombre cansado, quien cayó también en desgracia una y otra vez por las mentiras de Rahim, lo cual le ha costado hasta la dote de su propia hija.
¿Quién es el verdadero villano? ¿Rahim, que solo busca salir como mejor puede de una situación desafortunada? ¿El acreedor, quien también ha perdido mucho por confiar en Rahim? ¿Tal vez la hija, la cual le hace la vida imposible a Rahim al ver cómo éste le ha hecho daño a su padre y cómo ella no podrá casarse por su culpa? ¿Qué tal la novia, quien no quiere entregar las monedas porque su hermano jamás la dejará casarse con Rahim si éste no sale de sus deudas? ¿Los directores de la prisión, quienes usan la historia de Rahim en su favor pero, a su vez, lo defienden una y otra vez de su acreedor?
Los personajes de “A Hero” sólo hacen todo lo posible por salir adelante en un mundo dominado por las expectativas de la sociedad, en el cual la opinión de los demás vale más que cualquier otra cosa. Cada quien tiene sus motivos, y es difícil el saber qué haría uno en su situación. El increíble guion de Farhadi juega con nuestros prejuicios y nos hace luego sentir mal por tenerlos. Al igual que los espectadores de un programa de televisión con historias inspiradoras, nos gustaría vivir en una realidad así de sencilla, blanco o negro, pero el mundo es mucho más complicado.
Con “A Hero” el director iraní nos vuelve a traer una experiencia tensa sobre lo más profundo de la naturaleza humana. No es una película fácil u optimista, pero es una visión honesta y mordaz de un mundo imperfecto, y eso es algo mucho más valioso que los cuentos inspiracionales maquillados como “reales” a los que tan acostumbrados nos tienen el cine y la televisión.