La fábrica de calidad cinematográfica iraní no para. Ahora toca el turno de Emad Aleebrahim Dehkordi, quien concursa en la sección de Nuevos Directores del Festival de San Sebastián 2022 con “A Tale of Shamroon”, una historia sobre drogas, hermandad y juventud en Teherán que si bien peca de inconsistencia, resuena gracias a su naturalismo y buenas actuaciones.
Después de la muerte de su madre, Iman (Iman Sayad Borhani) y su hermano menor Payar (Payar Allahyari) se encuentran con problemas familiares y económicos. Su padre se perdió en el opio, su casa —ubicada en un suburbio al norte de Teherán— tiene numerosos desperfectos y pronto podrían perder el pequeño terreno que poseen. Ante esta situación, el tranquilo y bonachón Payar redobla sus esfuerzos como peleador de Muay Thai mientras que el impetuoso e impulsivo Iman comienza a buscar cómo generar dinero rápido.
Cuando un amigo regresa de Estados Unidos con más dinero y más ganas de fiesta, Iman ve la oportunidad perfecta para emprender en el negocio de las drogas, particularmente la cocaína, a través de un trato con un narcotraficante local, mismo que eventualmente amenaza su integridad e, indirectamente, la de su hermano.
Dehkordi tiene problemas controlando el ritmo del filme, particularmente en un segundo acto que pudo haberse beneficiado de una edición más compacta. La irregularidad tonal también provoca cierto desconcierto, pues los fuertes contrastes entre escenas, como por ejemplo el paso de una adorable plática entre enamorados a una escena con dos hombres drogados en un coche a toda velocidad, no se sienten del todo orgánicos.
Es cuando “A Tale of Shemroon” planta firmemente sus pies en el drama familiar que todo comienza a fluir, en gran parte gracias a la dirección naturalista de Dehkordi y el hábil desarrollo de la hermandad de Iman y Payar, quienes a pesar de tener personalidades contrastantes, demuestran siempre mucha cercanía y cariño; de hecho, la pocas veces que Iman es agradable en pantalla es cuando está interactuando con Payar. Iman Sayad Borhani y Payar Allahyari desbordan química y su relación como hermanos nunca está en duda: la pasas bien cuando ellos la están pasando bien juntos. Aunque a Dehkordi le hizo falta regalarnos un par de escenas más entre estos personajes para cementar su lazo, con lo que hay es suficiente para cautivar e impulsar la narrativa de “A Tale of Shemroon” a pesar de sus baches.
Otro elemento diferenciador es producto de una de las escenas más brillantes de la película. Después de asistir a una fiesta con muchas drogas, Iman monta su motocicleta para regresar a casa y nosotrxs lo seguimos desde una perspectiva de primera persona. El emocionante paseo por las calles de Teherán termina abruptamente cuando un pájaro impacta a Iman. ¿Qué significa este pájaro? ¿Será una señal de peligro? Este suceso aleatorio le da un toque fantástico, casi como de relato antiguo, a “A Tale of Shemroon” y se convierte en un astuto generador de sutil tensión a lo largo del metraje. Mientras ves a los jóvenes hermanos ir y venir haciendo su vida, no puedes dejar de pensar en el significado de ese pájaro.
“A Tale of Shemroon” encuentra el éxito en su capacidad de desarrollar a sus personajes centrales y crear un fascinante retrato de vida iraní. Dehkordi nos permite observar a dos jóvenes crecer en medio del duelo de una madre muerta y una economía incierta; y lo hace sin caer en melodramas o en clásicos clichés narrativos que utilizan a las drogas como un conducto directo a la miseria unidimensional. No todas las decisiones de Emad Aleebrahim Dehkordi dan en el blanco, pero aquellas que lo logran traen consigo valioso poder narrativo.
“A Tale of Shemroon” formó parte del concurso New Directors del Festival de San Sebastián 2022. Imagen de portada cortesía de THE PR FACTORY.