Todos los años en el estado de Texas se realiza un programa experimental llamado “Boys State” en el que cientos de jóvenes de 17 años amantes de la política se reúnen durante una semana para crear un gobierno desde cero. Se organizan en dos partidos políticos, instituyen estados, montan campañas y eligen a sus representantes. Los directores Jesse Moss y Amanda McBaine atendieron a la edición 2018 de “Boys State” para documentar todas las ocurrencias y el resultado es éste.

El documental explora el sistema político americano, y por lo mismo encontrarás una división de ideologías. Moss y McBaine buscan darle una plataforma a ambas y enfocan sus cámaras en los representantes que más lejos llegaron en las ‘campañas ficticias’. Un par de ellos son buenos seres humanos, los demás son el claro ejemplo de por qué Estados Unidos es una nación tóxica, en particular Ben, un chico discapacitado que cree que su país es lo máximo.

Un sujeto importante del documental es Steven Garza, un chico de ascendencia mexicana que sin hacer mucho ruido y con un discurso de empatía comienza a escalar posiciones hasta convertirse en un favorito para ganar la posición de gobernador. En su partido también se encuentra René Otero, un chico afroamericano con el don del habla que eventualmente enfrenta una destitución. A través de estos chicos, el documental te hace ver lo difícil que es para minorías tener voz en un país tan conservador, y a la vez, planta un sentimiento de esperanza: a pesar de tener descendencia africana y latinx, ¿podrán ganar la confianza de todos estos texanos blancos? 

Aunque el experimento es interesante, es casi imposible permanecer objetivo ante las creencias de estos chamacos. Eventualmente, la competencia se vuelve una entre liberales y conservadores. La enorme mayoría de los asistentes son blancos, así que prepárate para escuchar una oleada de estúpidos discursos pro-vida y pro-armas salir de las bocas de mocosos ignorantes. Obviamente es una muestra pequeña de un país muy grande, pero si algo aprendes de este documental, es que el futuro de Estados Unidos luce terrible.

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Pronto entra en juego el factor social. Un conservador encuentra una foto de Steven en una marcha anti-armas y bajo el liderato de Ben, el partido desata una ola de desagradables memes para desacreditarlo y hacerlo perder votos. Estos momentos proveen una interesante reflexión sobre el uso de las redes sociales en la política. Me recordó a “Feels Good, Man”, pero sin lo absorbente. 

Hay un serio problema con “Boys State”. Para disfrutarlo al máximo debes tener paciencia, conocimientos de política y en específico, política estadounidense. Yo no tengo nada de eso, y la pasé mal con este documental. Moss y McBaine no proveen un producto accesible para alguien sin interés en este mundo: es francamente frustrante. Sin embargo, no necesité de un amplio entendimiento de la terminología para decepcionarme de la raza humana. Adultos o adolescentes, no hay diferencia. Para mí, esto fue como ver un microcosmos de lo que está mal en el país vecino. Y es francamente deprimente.

Y encima de la temática, el filme es aburrido, insulso y no cuenta con una estructura dramática absorbente. La única persona interesante es Steven, pero fuera de él, no podría haberme sentido más aburrido y asqueado por todos estos chamacos, su masculinidad tóxica y sus ideas rednecks.

Tanto el documental, como el programa “Boys State” son una tremenda farsa. En vez de intentar instaurar una verdadera exploración civil, este abominable concepto no hace más que amplificar abominables declaraciones de lo que un montón de adolescentes aprendieron en casa. Como producto audiovisual, hay poco que funcione. ¿Aprendí algo? No, solo comprobé que, no importa cuántos tiroteos o violaciones existan, el ser humano es terrible por naturaleza y sin importar su edad, hará lo que sea por conseguir poder.

“Boys State” ya se encuentra disponible en Apple TV+.