Las películas sobre los estragos físicos y psicológicos de la guerra en combatientes y sobrevivientes suelen enfocarse en hombres, pero en su largometraje debut “Butterfly Vision”, el director Maksym Nakonechnyi busca explorar y visibilizar estos estragos en mujeres a través de la pregunta ¿qué pasa cuando una mujer soldado es capturada por el enemigo? Y todo, con la guerra ruso-ucraniana como telón de fondo.

Lilia (Rita Burkovska) es una experta en reconocimiento aéreo que está de regreso en Ucrania tras haber sido prisionera. En casa la espera su esposo Tokha (Lyubomyr Valivots), quien inocentemente no sospecha el grado de terror vivido por Lilia, mismo que es revelado de manera paulatina al espectador. Cicatrices en la espalda y en el pecho, miedo inmediato cuando Tokha intenta besarla y terror en una revisión ginecológica dejan en claro el tipo de violencia sufrida por Lilia a manos del enemigo. Y por si eso fuera poco, el bebé en su vientre es un recordatorio perpetuo de la experiencia.

“Butterfly Vision” utiliza video “filmado” con celulares, drones o transmisiones en vivo para redes sociales que le dan un toque único y realista a la historia. Y este mismo pietaje es incorporado a la narrativa principal a través de cortes que a nivel estético imitan glitches o fallos técnicos (como si el pietaje se hubiera corrompido), y a nivel narrativo contrastan con el realismo de la historia y la intimidad de su protagonista; la forma es empleada para plasmar la constante sensación de desasosiego de Lilia, quien forcejea con ese trauma y no logra encontrar desahogo alguno.

La guionista Iryna Tsilyk (“The Earth Is Blue as an Orange”) presta especial atención en la relación entre Lilia y Tokha, quien lejos de ser un pilar emocional para su esposa, se convierte en una carga más. Ninguna de las dos partes sabe cómo desahogarse (Tokha también está en shock por lo ocurrido a su esposa), pero mientras Lilia silenciosamente intenta seguir con su vida, Tokha canaliza su odio en actividades peligrosas y conflictivas, generando más inestabilidad en la vida de la sobreviviente, factor que a su vez lentamente destruye su relación. Es así que Tsilyk crea un gran comentario sobre cómo la sociedad y las instituciones pertinentes no están correctamente preparadas para brindar apoyo psicológico a sus víctimas, mucho menos si de mujeres se trata. Sí, Lilia tiene medicamentos, pero nunca recibe un seguimiento adecuado: da la impresión de que el estado la ha dejado a su suerte.

Nakonechnyi llega a abusar de los adornos estéticos previamente mencionados y carece de la sensibilidad para escarbar con mayor profundidad el trauma de su protagonista, pero su visión es siempre clara: visibilizar, proveer esperanza y mandar un mensaje atemporal con aún mayor relevancia el día de hoy. Y para ello cuenta con el apoyo de Rita Burkovska y Lyubomyr Valivots, quienes con mirada vacía y explosividad respectivamente, te envuelven en su posible o imposible proceso de sanación.

Al contar una historia trágica sobre una sobreviviente intentando reencontrarse con la esperanza, Maksym Nakonechnyi también estudia los mecanismos bélicos para destruir al oponente mediante el miedo: matar no es suficiente, también se plantea erradicar la voluntad e identidad del enemigo mediante tácticas de tortura y violación. “Butterfly Vision” reconoce este cruel modelo para luego combatirlo con resiliencia y esperanza, dos palabras que hoy en día son combustible para seguir luchando.

“Butterfly Vision” tuvo su estreno mundial en el Festival de Cannes 2022 compitiendo en Un Certain Regard.