Cierra los ojos y piensa que estás en la Cineteca Nacional. Ves en cartelera una película rusa en blanco y negro sobre comunismo y levantamientos sociales. Eso que te imaginaste es exactamente “Dear Comrades!” del veterano Andrei Konchalovsky, para bien o para mal.
El año es 1962 y los trabajadores de fábricas en Novocherkassk, Unión Soviética están cansados de los incrementos en cuotas y precios de alimentos básicos. Cuando la leal oficial soviética Lyudmila (Yuliya Vysotskaya) escucha los rumores de descontento de labios de su propia hija Svetka (Yuliya Burova), es claro que ya es muy tarde para hacer algo al respecto.
Pasan 40 minutos antes de que veas a un solo trabajador, pues antes de eso Konchalovsky se dedica a mostrar detalladamente las maquinaciones y decisiones políticas que desencadenaron en la denominada masacre de Novocherkassk, cuando soldados soviéticos dispararon contra una protesta pacífica dejando un saldo de 26 muertos que después fueron enterrados en secreto por la KGB.
Durante este proceso vemos una dramática transformación en la protagonista, quien pasa a estar a ser una ferviente stalinista a favor de castigar a los posibles incitadores a una desesperada madre en búsqueda de su hija tras la masacre.
La última media hora del filme es una angustiosa investigación que hace poco por elevar el filme, pues a pesar de la gran actuación de Vysotskaya, el guión la une a deus ex andante, un personaje que mágicamente logra pasar todas las barreras del gobierno sin gran problema; esto automáticamente rompe con el realismo de la película y sus temas de rigidez política. “Dear Comrades!” intenta mostrar e incluso satirizar la opresión del gobierno soviético, pero la película se mete de lleno a temas complejos sin explicación alguna, es poco accesible, el humor es irrespetuoso y en ningún momento es absorbente.
“Dear Comrades!” forma parte de la selección oficial del Chicago International Film Festival 2020. Puedes ver nuestra cobertura del festival en este enlace.
