Ser adolescente no es un proceso sencillo: uno comienza a descubrir nuevas emociones, deseos y a desarrollar su identidad. Se empieza a cuestionar las expectativas impuestas por la sociedad y lo que se espera de uno, sobre todo si se tiene un pasado importante al cual se le debe respeto y solemnidad. En “Delegation”, el director Asaf Saban nos trae un interesante coming of age cuyo contexto y personajes dejan varias reflexiones sobre esta etapa de la vida.
En su último viaje antes de unirse al servicio militar, un grupo de jóvenes de preparatoria israelíes viajan a Polonia a visitar distintos lugares en conmemoración del Holocausto. Entre ellos hay tres amigos inseparables: Frisch (Yoav Bavly) un chico tímido e introvertido cuyo abuelo (Ezra Dagan) acompaña al grupo para contarles su experiencia durante el genocidio; Ido (Leib Lev Levin), un joven con problemas amorosos; y Nitzan (Neomi Harari), quien está secretamente enamorada de este último. Este viaje pone a prueba su amistad y les hace descubrir nuevas facetas de ellos mismos.
Saban hila muy bien los aspectos de crecimiento de sus protagonistas, sobre todo el de Frisch, quien trata de conciliar sus inseguridades con el alejamiento temporal de sus amigos, que están ocupados solucionando sus propios problemas. Bavly es carismático en este papel y captura muy bien la frustración adolescente sin nunca ser odioso. Es también en su personaje donde el guion consigue de manera efectiva generar este contraste entre la solemnidad del viaje (el cual es una especie de peregrinación) y las ansias de los jóvenes por vivir nuevas experiencias y divertirse: mientras en el camino les ponen películas como “El violinista en el tejado” o “La lista de Schindler”, él sólo está preocupado por gustarle a una compañera.
Este contraste entre el nacionalismo y la juventud permea en toda la película. Hay momentos en los cuales se les exige a los jóvenes que expresen qué sintieron y no saben qué responder, mostrando justamente que sus preocupaciones son otras; o también el director toma la inteligente decisión de no traducir lo que otros hablan en un idioma diferente al hebreo o inglés, lo cual crea la sensación de aislamiento tan repetida por los maestros, los cuales ridículamente les hacen creer que cualquier persona no judía los va a atacar.
Sin embargo, a ratos la intención del director es ambigua respecto a este tema, como escenas de los jóvenes cantando a coro rodeados de banderas, lo cual nos deja en duda si esto se trata de una apología, una crítica o una mera observación. Como precisamente se trata de mantener lo político únicamente en lo contextual para darle prioridad a las experiencias adolescentes, su inclusión a ratos es confusa.
Por su lado, la historia de Nitzan e Ido no se integra tan bien como la de su amigo, en parte debido a que sus conflictos no construyen a la trama central con la misma fuerza: hay sugerencias de que a Nitzan le interesa el arte pero son muy vagas, y el triángulo amoroso planteado al inicio deja de tener importancia a media película. Aun así los actores son convincentes y la historia por sí misma es lo suficientemente interesante como para mantener la atención del espectador. Cuando el grupo se reúne es donde todo cobra más fuerza.
“Delegation” es un drama sobre el paso a la adultez contado con un peculiar humor y que trata de forma llevadera temas complejos sobre la identidad nacional y religiosa. Abarca un poco más de lo que puede a ratos, pero cuando se enfoca en su talentoso trío de protagonistas resulta en una experiencia gratificante sobre crecer.
“Delegation” tuvo su estreno mundial en la sección Generation 14plus del Festival de Cine de Berlín 2023.
Imagen de portada cortesía de THE PR FACTORY.