Cuando uno recuerda el pasado, a veces es difícil separar los hechos de la imaginación. La adolescencia es un momento de tantos cambios, en donde tendemos a exagerar y modificar muchas de nuestras experiencias, varias de las cuales sólo ocurrieron en nuestra mente. Así se siente ver “Donde duermen los pájaros”, del director Alejandro Alatorre: es como estar en un mundo en el cual es imposible distinguir entre lo que es real y lo que es un sueño, una pieza que captura muy bien lo complicado de crecer.

Tras ser traicionado por sus mejores amigos, Leonardo (Adrian Reza), un joven con sueños muy vívidos, se ve obligado a encontrar su lugar e identidad lejos de su círculo de amigos. En este viaje lleno de experiencias nuevas conoce a Scarlet (Yuritsy Aguilar), una misteriosa chica llena de vida, y a Alan (Leonardo Flores), un amigo con el que conoce otras realidades.

Si bien la historia tarda un poco en arrancar, el conflicto entre Leonardo y sus amigos resulta particularmente largo, una vez que el protagonista se embarca en su aventura el espectador es llevado por situaciones inesperadas e interesantes. Aunque varios de los momentos puedan resultar arbitrarios en un inicio, poco a poco la película va entrelazando los sueños con la realidad, hasta el punto en que es imposible diferenciar uno de otro. Este carácter onírico distingue a “Donde duermen los pájaros” de otras historias de crecimiento y le da un significado distinto a las viñetas una vez llegado el final.

Si de algo no queda duda, es del amor del director y todo el equipo por Zacatecas, que se convierte en un personaje más de la historia: desde impresionantes tomas de la Morisma de Bracho (una de las celebraciones más importantes de la ciudad) hasta la sencillez y paz de los molinos de viento, las preciosas locaciones fotografiadas por Ramiro Ramírez se encargan de mostrarnos la personalidad del lugar. Esto, acompañado de un diseño sonoro inmersivo, ayuda al espectador a sentirse dentro de la escena. En un país en el cual muchas de las películas se centran en la Ciudad de México (y sólo en una parte de ella), es refrescante ver a detalle otras realidades.

Aunque al final quedan cabos sueltos y algunas tomas son tan bonitas que a ratos amenazan con robar la atención del espectador de la trama, “Donde duermen los pájaros” es un trabajo hecho con cariño cuyas ambiciones no siempre se ven recompensadas, pero cuando lo hacen el resultado es muy gratificante. Alejandro Alatorre nos trae una ópera prima bastante completa, con varias imágenes poderosas y temas interesantes: una que nos promete un buen futuro para el director.

“Donde duermen los pájaros” forma parte del programa Ahora México en FICUNAM 2022.