Nueve años después de dirigir “The Iron Lady”, Phyllidia Lloyd regresa con un proyecto más discreto, pero con enorme calidad y relevancia. “El lugar de la esperanza” (o “Herself”) retrata la vida de una madre, que tras años de abuso doméstico, intenta salir adelante junto a sus dos pequeñas hijas. Su guionista Clare Dunne también protagoniza y se alza como un talento a seguir en la industria.
Los primeros minutos son felicidad pura. Sandra (Dunne) baila con sus dos hijas en la cocina. En esos sencillos instantes de sonrisas parecería que su vida es perfecta. Entonces aparece su esposo Gary (Ian Lloyd Anderson), furioso porque acaba de descubrir que Sandra está planeando un escape. En cuestión de segundos cambia la atmósfera: de alegría a terror absoluto. Una de las niñas corre a pedir ayuda mientras su madre es brutalmente golpeada.
Es aquí cuando comienza el verdadero viaje de “El lugar de la esperanza”. Con el ojo morado y un yeso en la mano pero ya alejada del peligro, Sandra vive en un modesto hotel de aeropuerto y trabaja en dos lugares para mantener a sus hijas. De vez en cuando debe llevarlas con Gary, quien la intenta controlar con dinero y le suplica el perdón bajo los típicos ruegos de “esto no es bueno para las niñas” y “ya estoy yendo a terapia”.
Después de hacer cuentas y ya cansada de su precaria situación, Sandra decide que construir su propia casa desde cero es la solución a sus problemas. Afortunadamente recibe ayuda de Peggy (Harriet Walter), una malhumorada pero generosa viuda que la emplea para limpiar su casa y que le ofrece un terreno para construir la vivienda.

El guión de Dunne empatiza con víctimas de abuso, plasmando los estragos del trauma y las dificultades que se presentan cuando intentan reiniciar su vida. Podemos ver a un estado incapaz de proporcionar a Sandra la ayuda que necesita para salir adelante e independizarse del apoyo económico de su abusador. En un punto muy importante del filme, Sandra se enfrenta a una jueza que amenaza con quitarle la custodia de sus hijos. “¿Por qué no lo dejaste antes?”, pregunta la señora encargada de repartir justicia. La pregunta es ridícula pero real y encapsula la ignorante ideología que permea en un sistema diseñado para proteger los intereses patriarcales y culpar a la víctima. Sandra responde con dignidad: “Haga mejores preguntas”.
A pesar del trauma y la oscuridad, Lloyd saca a relucir un mensaje si bien un tanto inocente, muy esperanzador. Durante el transcurso del filme, amigas y voluntarios se unen a la causa de Sandra y pasan sus fines de semanas apoyando en la construcción de la casa. La situación surge de manera casi mágica, pero la camaradería que se genera en estas escenas es contagiosa y a través de ese sentimiento de comunidad, es que Lloyd te hace creer en la existencia de bondad humana.
Clare Dunne conoce a la perfección al personaje de Sandra (que ella misma escribió) y lo lleva a la pantalla con enorme humanidad. Su actuación le da un significado más doloroso a las heridas físicas de su rostro, recordatorios visuales del abuso doméstico que sufrió. En la mirada de Dunne podrás encontrar el terror vivido, la vergüenza de su situación económica, el anhelo de salir adelante, la incertidumbre que le espera a ella y a sus hijas, y el agradecimiento a la bondad comunitaria que la rodea. Su trabajo habla del complicado viaje de reconstrucción de Sandra.
La experiencia de la veterana Harriet Walter (“Succession”) es una fuerza guía en “El lugar de la esperanza”. La dura fachada de mujer viuda independiente que tiene su personaje se derrite poco a poco para inyectar de confianza y valor a Sandra. Es una actuación sencilla, pero muy empática en donde Walter se roba cámaras con la entrega de imponentes diálogos. Ya había trabajado con Dunne y Lloyd en teatro, y esa comodidad se nota en pantalla.
Por otro lado, desde un aterrador Ian Lloyd Anderson apunto de explotar hasta el timing cómico de Conleth Hill como un contratista difícil de convencer, el resto del elenco hace un excelente trabajo redondeando la historia y cumpliendo con su papel.
“El lugar de la esperanza” es una inspiradora historia de fortaleza interna que destaca la importancia de la comunidad y la bondad humana a través de la figura de una mujer reprimida por el sistema y en búsqueda de una reconstrucción completa de su vida. Aunque muchas situaciones surgen de manera fortuita y la trama llega a sentirse tradicionalista, su mensaje empoderador es universal.
“Herself” o “El lugar de la esperanza” ya se encuentra disponible en Amazon Prime en Estados Unidos y en Netflix en México.