Una mañana, una mujer de 30 años llamada Nawal (Mouna Hawa) se despierta y encuentra a su esposo muerto a su lado. En medio del luto y la desesperación por mantener a su hija Nora (Selena Rababah), se enfrenta con otro dilema: debido a que no tiene hijos varones, a su cuñado Rifqi (Hitham Omari) le corresponde la mitad de su casa y su camioneta. Esta historia de injusticia es Inshallah A Boy del director Amjad Al Rasheed, una tensa y muy importante denuncia del sistema jordano.
Cuando Nawal se queja y reacciona ante la amenaza de perder su hogar, todos a su alrededor la toman por exagerada e impulsiva: su hermano y su cuñado le dicen con total naturalidad que no se preocupe, que si se queda sin casa Rifqi puede tomar la custodia de Nora mientras ella busca otro marido. Mouna Hawa transmite a la perfección la desesperación de Nawal y también sus conflictos morales conforme es llevada a tomar medidas más extremas.
El impecable guion de Delphine Agut, Rula Nasser y el propio Amjad Al Rasheed hila de manera precisa las distintas complicaciones en la vida de Nawal para que el suspenso se incremente de forma orgánica pero constante. El comentario social está integrado a la perfección con la historia, que parece más un thriller. La cotidianidad y los acontecimientos más sencillos, como llegar tarde del trabajo o ver a un compañero de la oficina, se convierten en situaciones que pueden poner el futuro de la protagonista en un grave peligro.
Además, el filme es muy inteligente en mostrar cómo el patriarcado afecta a distintas mujeres, sin importar su nivel socioeconómico, gracias a la subtrama de Lauren (Yumna Marwan) la hija de la jefa de Nawal, una joven de una familia acomodada que está casada con un hombre que le es infiel y la trata mal. Ambas encuentran en la otra el único apoyo en una sociedad que espera sumisión de las mujeres ante los abusos de los hombres y se las juzga si luchan contra la desigualdad.
La edición de Ahmed Hafez también es un elemento clave para mantener el ritmo tenso e impactante de la historia. Hafez no se queda mucho tiempo en las escenas, hace grandes saltos que a duras penas nos dan tiempo de asimilar lo que ha ocurrido, como le ocurre a nuestra protagonista. Por ejemplo, cuando muere el esposo, en lugar de detenerse en la reacción de Nawal, pasa directamente al funeral, y así conforme avanza la historia. Esto ayuda a mantener expectante a la audiencia, a sentir que todo va en picada, y a la vez le da mayor importancia a los momentos de reflexión e introspección de la heroína.
Inshallah A Boy es una historia tan atrapante como necesaria, en la cual su guion, dirección y actuaciones están sincronizadas para transmitir su mensaje de forma tensa para el espectador. Amjad Al Rasheed nos trae una gran película que es relevante no solo por ser la primera película jordana en presentarse en Cannes, sino por abrirnos la puerta a la realidad de la que muchas veces no se habla.
“Inshallah A Boy” tuvo su estreno mundial en la Semana de la Crítica del Festival de Cannes 2023.
Imagen de portada cortesía de THE PR FACTORY.