Hace 13 años se estrenó en cines “La huérfana”, la cual no encantó a la crítica por su ejecución un tanto genérica, pero cuyo memorable giro de tuerca le consiguió suficientes fans como para justificar una precuela. “La Huérfana: El Origen” (“Orphan: First Kill”), del director William Brent Bell, no solo nos trae un trabajo a la altura del original, sino que incluso lo supera y se sostiene por mérito propio.
Tras escapar de un hospital psiquiátrico en Estonia, Leena (Isabelle Fuhrman), una mujer de 30 años con una extraña condición que la hace parecer una niña, roba la identidad de Esther, la hija desaparecida de una familia, la cual la acoge con los brazos abiertos. Aunque el padre (Rossif Sutherland) parece muy contento de tenerla de vuelta, su esposa Tricia (Julia Stiles) no parece convencida, y hará cualquier cosa para proteger a su familia.
Al igual que “Ouija: Origen del mal” y “Annabelle: Creation”, esta precuela mejora varios aspectos de su predecesora a la vez que introduce nuevos e interesantes elementos a una historia de origen que creemos conocer. Como la audiencia ya sabe el secreto de nuestra protagonista, el guion puede moverse con mayor libertad para construir una historia más sólida. Mientras el encanto de “La huérfana” recaía en el siniestro giro de que Esther era en realidad una psicópata con una obsesión por el padre, acá podemos seguirla y ver de primera mano sus tácticas de manipulación y su despiadada personalidad.
Gran parte del éxito se debe a un giro brillante por parte del guionista David Coggeshall, el cual juega con las expectativas de la audiencia respecto a la anterior película y les da la vuelta para ofrecernos una serie de nada predecibles y muy inteligentes sorpresas. De una forma satisfactoriamente retorcida, uno termina empatizando con Esther: no deja de ser una asesina a sangre fría, pero las situaciones en las cuales las pone Coggeshall nos hacen casi querer que salga triunfante.
Esto se debe también al gran trabajo de Isabelle Fuhrman (“The Novice”), quien mantiene la esencia de su icónico personaje mientras le agrega capas de personalidad que nos hacen entenderla a ella y sus motivaciones. Mientras la película del 2009 la trataba como una villana cruel y destructora de hogares, acá se le dan momentos para mostrar cierta humanidad.
Sumado a esto, se encuentra el desafío de interpretar a Esther no solo como una mujer adulta, sino una que finge ser una niña: aunque ha pasado más de una década, la actriz es capaz de convencernos mediante su voz, gestos y una cara muy dulce en los momentos apropiados. En “La huérfana” se aplaudió su capacidad de actuar convincentemente como una mujer de 30 años siendo tan solo una niña y acá logra lo opuesto con la misma habilidad.
Julia Stiles se suma de lleno al tono exagerado y caótico de “La Huérfana: El Origen” para interpretar a Tricia, quien lejos de ser la madre en peligro se convierte en una digna oponente para Esther. Su rivalidad le da una fuerza antagonista a nuestra protagonista y nos coloca en un interesante dilema. Esta es una gran precuela porque jamás convierte a su villana en un antihéroe pero sí nos hace ponernos en sus zapatos, lo cual es muy difícil de lograr.
William Brent Bell nos entrega sin duda su mejor trabajo hasta la fecha. Tras las terribles “The Devil Inside” y “Brahms: The Boy II”, y la decepcionante “The Boy” (todas con terribles finales), el director al fin nos presenta una pieza en la cual su tono exagerado y melodramático se ajusta perfectamente a la historia. Se mueve hábilmente a través de los giros planteados por el guion y mantiene el suspenso en todo momento: justo cuando crees que la película va por un camino predecible, te da un bofetón y va en otra dirección.
Además de sacar buenas actuaciones de su elenco, se aplaude su decisión de usar efectos prácticos para convertir a Fuhrman en una niña. Muy a la vieja escuela, se usaron varios trucos de cámara para jugar con la perspectiva y hacer que la actriz se viera pequeña. El vestuario fue hecho a la medida para darle una apariencia infantil y se utilizaron dobles de cuerpo para las partes en las cuales no se ve su cara. El elenco incluso usó unos gigantescos zapatos de plataformas para compensar la diferencia de altura. Aunque si uno ve ambas películas de corrido puede notar un poco que Fuhrman ya no es una niña, el resultado sigue siendo grandioso y está libre de los distractores y poco convincentes efectos de rejuvenecimiento hechos a computadora.
Aunque “La Huérfana: El Origen” cuenta con algunas incoherencias respecto al relato original (como todas estas precuelas) y se siente extremadamente apresurada, sobre todo en el tercer acto, es difícil reprocharle cuando resulta tan entretenida. Esta película nos demuestra que revivir una franquicia no tiene por qué dar como resultado una pieza sin vida cuyo único objetivo es hacer dinero, sino que puede ser una oportunidad para mejorar el pasado y darnos un buen trabajo que respeta a su audiencia.
“La Huérfana 2: El Origen” u “Orphan: First Kill” se estrena en cines el 15 de septiembre.
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