Netflix está experimentando con la fórmula del género de superhéroes para crear filmes palomeros y amigables con el público casual. “Proyecto Power” cae en esa categoría. Tiene una temática de superpoderes, es fácil de ver, y se siente diferente a otros intentos del género.
Unas píldoras de ‘power’ se encuentran circulando por las calles de New Orleans. Al consumirlas, el usuario adquiere un superpoder único por cinco minutos: enorme fuerza, resistencia a las balas, capacidad de envolverse en fuego, gran velocidad, etc… Pero si no tienes suerte, explotas.
Frank (Joseph Gordon-Levitt) es un policía buscando el origen de estas píldoras que están siendo utilizadas por rufianes para cometer crímenes. Frank recibe ayuda de Robin (Dominique Fishback), una audaz adolescente trabajando como dealer de la poderosa droga. Entre estos dos personajes aparece Art (Jamie Foxx), hombre con un pasado misterioso también en búsqueda de los fabricantes.

Henry Joost y Ariel Schulman (“Nerve”) dirigen “Proyecto Power” a toda velocidad. Hay poco tiempo para filosofar sobre la trama y la acción es abundante. La cámara de Michael Simmonds está en constante movimiento capturando persecuciones, combate mano a mano y tiroteos. El CGI está bien integrado y ayuda a resaltar las escenas más creativas involucrando superpoderes. Aquí verás a Foxx contra un hombre literalmente en llamas, Gordon-Levitt intercambiando golpes con un sujeto muy elástico y hasta persiguiendo a un roba-bancos invisible. Pensándolo bien, parece que los protagonistas se enfrentan a los Cuatro Fantásticos.
Curiosamente, entre todo el caos, Simmonds encuentra el espacio para resaltar algún valioso detalle de la ciudad de New Orleans o su gente. Además, hay tomas interesantes, que plasman la acción desde ángulos poco comunes, derivando en un sólido espectáculo visual para gozar desde casita.
Con su carisma, Joseph Gordon-Levitt (“7500”) y Jamie Foxx (“Just Mercy”) le dan un empujón a la inconsistente historia. Ya sea pegando, corriendo o hablando, estos dos caballeros son como imanes y encajan en el tipo de película que Joost y Schulman proponen.

Aunque su personaje cae en muchos clichés, la relativamente novata Dominique Fishback (“The Hate U Give”) hace un gran trabajo con su papel. Tiene un par de escenas complicadas involucrando rap; en manos de alguien menos capaz, su ejecución hubiera sido muy cursi, pero Fishback entrega el nivel exacto de intensidad y confianza para hacerlas funcionar.
El filme plantea interesantes preguntas como, ¿Arriesgarías la muerte por tener un superpoder? ¿Cómo cambiaría la sociedad si el alcance de ‘power’ se expandiera? ¿Cuál sería el balance del poder con estas drogas? El guionista Mattson Tomlin utiliza a New Orleans como escenario para establecer un sutil discurso social involucrando la pobreza y los estragos del huracán Katrina. Sin embargo, el filme no se detiene a indagar o responder estas interrogantes, las hace una lado y continúa con su cascada de acción. Hay un claro temor de tomar riesgos y la mitología del filme termina siendo una oportunidad desperdiciada.
“Proyecto Power” no le da espacio para respirar a su historia y sus personajes, pero provee entretenimiento sólido, buenas actuaciones y creativas secuencias de acción. Aunque definitivamente había potencial para algo más espectacular, es un thriller de acción idóneo para Netflix.