La adolescencia es un periodo difícil de retratar: es un momento por el que todos hemos pasado pero que muy pocos queremos recordar. Contrario a lo visto en muchas películas, el autodescubrimiento en esta etapa puede ser doloroso, no sólo para nosotros sino para quienes nos rodean: a veces somos egoístas, muy ensimismados y no sabemos bien cómo expresar nuestros sentimientos. Con mucha empatía y sinceridad, el director Andreas Koefoed nos trae “The Fall”, un interesante documental que encuentra en un caso particular muchas experiencias universales de esta etapa de vida.

Esta es la historia de Estrid, quien a sus 11 años se cayó de la ventana de su cuarto, en el quinto piso de un edificio, mientras caminaba dormida. A lo largo de más de 5 años vemos su paso de niña a adulta mientras lidia con las consecuencias del accidente: su cuerpo y su mente jamás volverán a ser los mismos. En medio de muchas confusiones, ella trata de descubrir quién es más allá del trauma, pese a que éste siempre está presente, sobre todo en las preocupaciones de su madre.

El director se aleja de la condescendencia para darnos un retrato honesto de la adolescencia y los altibajos que esta trae: sí, Estrid vivió una tragedia, pero no por esto es un ángel inocente y bondadoso; como toda adolescente tiene sus dudas, confusiones, inseguridades e incluso momentos de crueldad. En lugar de romantizar el crecer o pintarnos una historia de autosuperación, Koefoed nos muestra a una persona en busca de su identidad, alguien con defectos y virtudes que no se ve definida sólo por lo ocurrido.

Otro acierto es cómo se cuenta el accidente en sí: mediante testimonios de los involucrados y largas tomas que nos remiten a sus recuerdos, se crea una especie de flashback. En lugar de caer en lo morboso y recrear el accidente o poner a la protagonista llorando a contar su historia, este acercamiento onírico y respetuoso mantiene el suspenso a la vez que nos revela cómo en un instante todo puede cambiar para siempre. 

Un gran ejemplo de la maestría con la cual este trabajo maneja los recursos cinematográficos es una secuencia en la cual un amigo de Estrid trata de recrear el accidente a través del baile: mediante el sonido y los encuadres entendemos, sin necesidad de palabras, que la chica está recordando lo ocurrido: su amigo en ese momento es una especie de conducto para sus sentimientos y pensamientos. Es una hermosa escena llena de significado que nos demuestra el poder del cine para transmitir aquello que es imposible de expresar con palabras, una de las muchas con las que  cuenta la película.

Aunque su premisa podría parecer muy particular, “The Fall” nos recuerda la capacidad de las historias de ser universales. Es un trabajo hecho con sensibilidad y cuidado, uno muy recomendable con el cual toda persona podrá identificarse y que, con suerte, provocará más de una valiosa reflexión.

“The Fall” compite en la competencia Dox:Award de CPH:DOX 2022.