En su nuevo largometraje, The Other Laurens, el director belga Claude Schmitz toma películas hollywoodenses clásicas de detectives, western y serie B y las pasa por un filtro europeo para hacer una especie de deconstrucción de los mitos estadounidenses retratados durante tantos años en pantalla.

Gabriel Laurens (Olivier Rabourdin) es un detective privado que es convencido por su sobrina Jade (Louise Leroy) de investigar la misteriosa muerte de François, su adinerado hermano gemelo. Esto los conduce a una enredada búsqueda que involucra a una banda de motociclistas, una viuda descontenta, una extraña pareja de policías y una amante española.

En un principio parece que Schmitz solo tomó elementos clásicos del cine de detectives y western, y los trasladó a Europa, pues además de contar con personajes típicos, negociaciones, pistas engañosas y tiroteos, su historia se desarrolla cerca de la frontera entre España y Francia, como emulando la frontera mexicana, lugar de conflicto y bandas en tantos filmes estadounidenses. Sin embargo, rápidamente el director toma otras rutas y no solo comienza a subvertir los tropos de dichas historias sino que comienza a llevarlos por caminos modernos.

Una ubicación clave de The Other Laurens es el hogar de François, que resulta ser una enorme “Casa Blanca” (el Château de Rastignac, cerca de Dordoña). Más tarde, a esto se le agregan referencias al 9/11 como punto de transformación en la vida de un personaje. Y es que estas referencias, si bien no son nada sutiles, son utilizadas para representar la transición narrativa de Schmitz.

Todas las películas de las que The Other Laurens toma prestado pintaban a una Estados Unidos todopoderosa y heroica en donde el americano salva el día y se queda con la chica. Pero, como ya sabemos, esa siempre ha sido pura ficción, pues EE.UU. nunca ha sido nada de eso, sino todo lo contrario. Es por ello que, por momentos, la película tiene ligeros aires de fantasía, como si el protagonista estuviera en un sueño. Schmitz toma las mentiras del género americano y les da un giro, por ejemplo, todas las figuras varoniles que buscan proteger a Jade son todo lo contrario a un Stallone o Schwarzenegger: son figuras ausentes y manipuladoras, como Estados Unidos. Sutilmente el enfoque cambia de cómo Gabriel ayuda a Jade al cómo ésta vive en un mundo de manipulación patriarcal.

El discurso de Schmitz no siempre transita por aguas tranquilas, pues su uso de ironía es poco efectivo y algunos de sus simbolismos son burdos; por momentos está tan enfocada en su digresión cinematográfica que el tono se desnivela y la historia pierde potencia. Entiendo que el objetivo es transgredir pero entre la mezcla de géneros y el intento de eliminar estructuras arcaicas, nace una crisis de identidad. Si bien la propuesta es original, a veces tropieza con su propia pretenciosidad. 

The Other Laurens no es un producto pulido, pero aún así brilla por su ambición y creatividad. Schmitz juega con las estructuras narrativas y los roles de género para crear una ruptura de modelos clásicos y darle la bienvenida a una apertura moderna.

“The Other Laurens” tuvo su estreno mundial en la Directors’ Fortnight de Cannes 2023.

Imagen de portada cortesía de THE PR FACTORY.