La comedia fársica y exagerada es la especialidad de muchos actores, sin embargo, cuando ésta ya no funciona, debería ser momento de redirigir la expresividad actoral y artística hacia otras ramas dramáticas, tal vez es el caso de Kevin Hart. “Tiempo para mí” de John Hamburg es otra de las tantas absurdas y desesperantes propuestas, no solo de Netflix, sino de la industria comercial hollywoodense y del actor sobre chistes anticuados, vulgares y en general, sin gracia. 

Kevin Hart (“El hombre de Toronto”) interpreta a Sonny, un padre enfocado en el cuidado del hogar y los hijos, mientras su esposa (Regina Hall) tiene una carrera laboral exitosa. Hace muchos años que Sonny no se divierte o sale con sus amigos , es por eso que su esposa le propone ir con su amigo de toda la vida, Huck (Mark Wahlberg), a pasar unos días de diversión frenética, mientras ella recupera el tiempo perdido con sus hijos. 

Pese a tener interesantes valores de producción como decentes efectos visuales, efectos prácticos y diseños de escenarios propositivos, la realidad es que el resultado es abrupto por el aburrido y descolorido manejo de su guion. La ignorancia en el manejo de temas como los roles de género nuevamente se presenta en una producción de gran exposición como ésta: los hombres que fungen como los cuidadores y educadores en el hogar, deben darse un respiro obligatorio y  salir a divertirse locamente de vez en cuando, claro, recalcando exhaustivamente que el éxito de su pareja femenina no afecta para nada su hombría. De nuevo, la defensa y la justificación desde la mirada masculina. 

Sin afán de caer en el conservadurismo, es claro que se necesita una diversificación en los materiales existentes en plataformas o en el internet, sin embargo es increíble que en pleno 2022, los empresarios y productores le sigan dando luz verde a este tipo de guiones que se quedaron estancados en el humor de los años 90. Sí, se trata de lucro cien por ciento económico, pero el peligro es la repetición incansable de narrativas desde miradas machistas, con discursos puntuados desde el privilegio socioeconómico y un sinfín de recursos humorísticos que si Chaplin, Tati o Wilder vieran, se vuelven a morir. 

No es suficiente que películas como “Tiempo para mí” sean solo domingueras y ligeras, hace falta, más bien, que tengan congruencia en los discursos y manejen firmes convicciones desde el humor y la sagrada comedia. Las falacias están a la orden del día, con situaciones que aparentan tener proporciones progresistas, pero en realidad solo tienen diminutas notas a pie de páginas que tratan de decir: “Sí entendemos a la sociedad actual, somos incluyentes y estamos emancipados, listos para conversar con el público”, aunque sabemos que no es así. 

“Tiempo para mí” es hartante, no solo por su neurótico protagonista (para variar con Kevin Hart), sino por su repetitiva historia de aventuras alocadas, malentendidos y discursos falsos. La comedia debe ser más que esto. Esto no puede representar a la comedia estadounidense, deberíamos negarnos a creerlo. 

“Tiempo para mí” ya está disponible en Netflix.