En su espectacular filme ganador de la Palme D’Or 2021, “Titane”, Julia Ducournau trasciende el arte de la provocación utilizando a los cuerpos como su centro. Cuerpos que hipnotizan, se retuercen de dolor o de placer, cuerpos en agonía constante. Son cuerpos que buscan trascender, expandir los límites que la sociedad le impone.
Alexia (Agathe Rousselle) es una mujer que no siente atracción hacia la carne humana, sino hacia el metal. Y es que el metal la ha protegido. Cuando sufrió un accidente de carro durante su infancia, una placa de titanio en su cráneo se convirtió en su soporte. La conducta fría de su padre (Bertrand Bonello) y su carencia de preguntas a los doctores mientras la insertaban, sugieren que tal vez esa aleación se convirtió en la mejor protección de Alexia durante su crecimiento. Por ello, orgullosamente exhibe la cicatriz de su implante de titanio en todo momento. Ahora, ella usa el metal para obtener placer, protegerse y desatar la indiferencia que siente hacia la humanidad en forma de sangrientos asesinatos.
Después de una escena en donde Ducournau canaliza a Tarantino y utiliza “Nessuno mi può giudicare” de Caterina Caselli como fondo musical para la extrema violencia (y un toque de comedia), Alexia se ve obligada a huir e intentar adaptar una nueva identidad. Es así que se topa con Vincent (Vincent Lindon), un hombre roto y trastornado dispuesto a todo por tener a su hijo perdido de vuelta en su vida.
A partir de este punto, “Titane” se convierte, increíblemente, en una especie de historia de amor en donde dos almas perdidas y en sufrimiento se encuentran y se complementan a través de una retorcida calidez. Alexia creció sin una figura paterna que le diera amor y Vincent creció sin poder darle amor a un hijo. La humanidad aparece para saciar los impulsos asesinos de Alexia y la abrumadora desesperación de Vincent. Y toda esta historia tiene una sutil corriente de humor negro en donde dos figuras intentan mantener viva a una farsa evidente.
Claro, esta relación tiene numerosos baches y obstáculos, comenzando con el hecho de que Alexia debe hacerse pasar un hombre, ocultando su voz, senos y barriga. Del otro lado, Vincent es un hombre totalmente masculino, capitán de un grupo de bomberos que intenta combatir al paso del tiempo mediante el abuso de esteroides.
Ducournau subvierte, borra líneas y hace que su protagonista, cuyos senos y vagina gotean aceite, trascienda una identidad de género. Alexia exhibe este desafío de constructos sociales a través de su cuerpo: bailes eróticos, las cicatrices propiciadas por una transformación forzada y el cuidado (o no) de aquello que alberga su vientre. Esta compleja ejecución se logra sin fallos gracias al extraordinario carácter físico de la novata Agathe Rousselle.
Asimismo, la directora juega con la ultramasculinidad de Vincent, bañando de luz morada a sugerentes escenas de baile entre bomberos. Y es que para adoptar a Adrien/Alexia, Vincent lentamente reemplaza esa dura coraza con fragilidad, misma que el soberbio veterano Vincent Lindon plasma con fiereza y magnetismo.
La dirección es brutal. Ducournau orquesta un festín de repulsiones y enfermizos cariños con ayuda de un diseño sonoro inmersivo que potencializa sensaciones y te hace sentir cada rasguido, mastique, fractura y apuñalamiento. El uso de luces de color, así como la fotografía saturada y evocativa de Ruben Impens son generadoras de atmósferas tan sensuales como inquietantes. El altamente siniestro score original de Jim Williams utiliza percusiones y sonidos metálicos para ponerte los pelos de punta; el uso de cánticos en momentos clave ejerce una potencia abrumadora a la puesta en escena.
“Titane” es un espectáculo transgresor, audaz y grotesco con un núcleo de perversa dulzura. Ducournau tiene algunos problemas expresando sus ideas y creando acceso hacia sus personajes, pero la salvaje determinación con la que desenvuelve su narrativa te succiona por completo, generando una experiencia visceral e inolvidable.
“Titane” ya se encuentra disponible en cines. Foto de portada cortesía de Cine Caníbal.