Dirigida por Tsutomu Hanabusa y adaptada del manga del mismo nombre, “Tokyo Revengers” es una película live-action electrizante en donde convergen acción, emotividad, drama estudiantil, romance y un elemento de ciencia ficción con resultados palpitantes.
Takemichi Hanagaki (Takumi Kitamura) es un perdedor. Su jefe se burla de él, su vivienda es un desastre y se la pasa pidiendo disculpas por todo. Un día se entera de que su antigua novia del bachillerato Hinata Tachibana (Mio Imada) ha sido asesinada junto a su hermano Naoto (Yôsuke Sugino) como consecuencia de un ataque perpetrado por la Tokyo Manji Gang, un peligroso grupo delictivo. Desolado y confundido, Takemichi no se percata cuando alguien lo empuja a las vías del metro. Pero antes de ser arrollado, algo increíble sucede: Takemichi viaja 10 años al pasado, cuando era un arrogante punk en el bachillerato.
Con su extraña habilidad para viajar en el tiempo, Takemichi intenta cambiar el pasado y así evitar la futura muerte de Hinata y Naoto. Para lograrlo, se involucra en salvajes peleas e intenta averiguar más sobre la formación de la Tokyo Manji Gang y sus carismáticos líderes Mikey ( Ryô Yoshizawa) y Draken (Yuki Yamada).
El desarrollo narrativo de “Tokyo Revengers” es inteligente, pues no se preocupa por las reglas del viaje en el tiempo y mejor se enfoca en explorar y desarrollar a los personajes involucrados. Takemichi descubre que los valores de la Tokyo Manji Gang no estaban retorcidos en sus inicios, pero un acontecimiento clave generó un cambio radical en su misión, desencadenando una ola de violencia y crimen. Takemichi atraviesa por un viaje de autodescubrimiento, en donde la empatía, amistad y valor nos acercan a él y su objetivo por un mejor futuro a pesar de los complicados obstáculos en el camino.
Una vez más, Tsutomu Hanabusa prueba ser una figura idónea para convertir manga en live-action. En su adaptación de “Kakegurui” de 2019 trasladó la naturaleza extravagante y exagerada del material fuente, mientras que en “Tokyo Revengers” genera una narrativa más seria y centrada en acción, sin dejar de lado una estética llamativa. Son dos películas muy distintas que Hanabusa logra impregnar con la esencia de su material fuente.
Las escenas de acción son emocionantes, caóticas y cuentan con excelentes coreografías, pero además cumplen como herramienta narrativa, pues ayudan a potencializar los valores del protagonista o representar distintas dinámicas de poder entre bandas rivales. No hay desperdicio en esta película.
Momentos de romance, amistad, comprensión y violencia son mezclados orgánicamente para mantener frescura en la historia. Los pequeños momentos de comedia son un gran agregado que ocasionalmente proveen respiro. A pesar de su duración de dos horas, la historia jamás se acerca al tedio. Al contrario: el ritmo es tremendo y el apego a los personajes te obliga a devorar cada cuadro.
El mundo en el que se desarrolla “Tokyo Revengers” podría representar una barrera para audiencias no familiarizadas con manga o anime. Estamos hablando de estudiantes y bandas que organizan violentas peleas sin aparentes repercusiones legales y en donde la policía parece no existir. A veces hay que suspender la lógica y olvidar estos detalles. Afortunadamente, Hanabusa nos da una mano a través de una gran inmersión a su historia y sus personajes, quienes por cierto son interpretados con excelencia, destacando el trabajo de Takumi Kitamura (“Quiero comerme tu páncreas”) y al carismático Ryô Yoshizawa, quien ejecuta el complicado papel de un líder silencioso con aparentes intenciones violentas, pero conciencia y honor.
“Tokyo Revengers” es una película espectacular en donde encontramos una satisfactoria conjunción de acción y corazón, así como un mensaje de resiliencia. Es entretenimiento live-action del más alto orden que funcionará para audiencias casuales y fanáticos del manga por igual.
“Tokyo Revengers” tuvo su premiere internacional en el Fantasia International Film Festival 2021.