La historia de Sadako ha sido una de constante transformación. Ringu y su posterior adaptación estadounidense, The Ring, la cimentaron como uno de los íconos el terror, en gran parte gracias a la perturbadora niña de camisón blanco y largo cabello negro que te mata 7 días después de ver un video maldito. Más de dos décadas después, el director Hisashi Kimura trae de regreso a este icónico personaje en El aro 4, secuela que cuenta con un nuevo enfoque inesperadamente humorístico y adaptado al mundo digital.
La maldición de Sadako ha regresado y todos en las redes sociales hablan de ella: la misteriosa cinta de nuevo se encuentra circulando, pero ahora te mata en tan solo 24 horas. Ayaka (Fuka Koshiba), una estudiante universitaria con un coeficiente intelectual de 200, no cree en lo sobrenatural y se propone a resolver el misterio. Sin embargo, cuando su hermana menor (Yuki Yagi) ve el video y empieza a sufrir terribles visiones, Ayaka tiene que trabajar a contrarreloj para vencer a las fuerzas del mal.
Aunque a Ringu se le atribuye haber sido el origen del boom del J-horror a finales de los 90 e inicios de los 2000, ninguna de sus secuelas alcanzó el nivel de influencia que este clásico del cine japonés. La cronología en la saga es bastante confusa: cuenta con dos líneas temporales distintas y más de 6 películas. El punto más bajo de la franquicia se dio con Sadako vs Kayako, una película al estilo de Freddy vs Jason y Alien vs Depredador en la que Sadako se enfrenta con el espíritu de otro clásico del terror asiático, Ju-On.
Afortunadamente, El aro 4 evade todo este enredo al no hacer referencia a ninguna película pasada más que la original, y esto solo para mencionar el origen de la maldición. De hecho, el guion de Yuya Takahashi trata al trabajo como una pieza independiente que solo usa la figura de Sadako como una excusa para el metacomentario y la parodia. En lugar de tratar de continuar con el terror, los creadores optan llevar la franquicia por el camino de la comedia, algo ligeramente explorado en Sadako vs Kayako.
El filme no es nada sutil en este aspecto. Los personajes que acompañan a Ayaka en su búsqueda tienen el propósito de aligerar el misterio con su ridiculez: un influencer cobarde pero de buen corazón llamado Oji (el cantante de J-pop Kazuma Kawamura) y un joven antisocial (Mario Kuroba) que se comunica únicamente por videollamadas mientras usa un filtro de gatito. Los jump scares también se tratan de una burla al género, pues no son provocados por los factores paranormales, sino por cosas tan ridículas como una botarga de animalitos.
Sin embargo, este nuevo acercamiento cómico no es un capricho del director o una decisión incoherente con la franquicia, sino que se trata de una evolución necesaria para la saga. El éxito de Ringu y de su adaptación estadounidense, The Ring, se debió a una combinación irrepetible de dos factores: el gran misterio alrededor de su villana (la cual se revela como un espectro únicamente hasta el final de ambas películas) y a que la historia canalizaba los miedos y ansiedades de un momento muy específico de la sociedad.
El temor por lo desconocido de las nuevas tecnologías a inicios de los 2000 era uno de los factores fundamentales de Ringu y otras películas que derivaron de su éxito, tales como One Missed Call (sobre una maldición que te avisaba de tu muerte por medio de una llamada de celular) y la espectacular Kairo (sobre fantasmas que invaden el mundo vía internet). Sin embargo, esta histeria pronto se disipó y las tecnologías pasaron de ser misterios a parte de nuestro día a día. Sadako y sus películas perdieron lo enigmático, e incluso el propio director de la original, Hideo Nakata, no pudo revivir la chispa que la había hecho tan única, aunque lo intentó tres veces: en la secuela directa, Ringu 2; la secuela completamente distinta del remake estadounidense, The Ring 2; y en la terriblemente caótica Sadako.
Es por ello que, aunque a muchos fanáticos de Sadako les salté verla reducida a un chiste, El aro 4 (cuyo título original, Sadako DX, es en sí mismo una broma), el director Hisashi Kimura captura muy bien lo que son las nuevas tecnologías de ahora: vivimos en un mundo de lo inmediato, donde un video viral pasa de moda en un día, donde el trending topic de Twitter pierde relevancia en horas y la gente prefiere ver dos horas de Tik Tok que una película de hora y media porque requiere menos atención.
En este contexto, tiene todo el sentido que Sadako pierda su solemnidad y te mate en solo 24 horas, pues si ni las noticias de guerra logran mantenerse en la mente de la gente mucho tiempo, ¿por qué lo haría ella? Incluso el video maldito ha cambiado y ahora en lugar de imágenes abstractas tétricas se trata de una grabación en la cual la cámara sale de un pozo y mira directamente al que está viendo la cinta, algo muy apropiado para un mundo en el cual todos somos observados en las redes sociales.
El aro 4 no es perfecta: varios elementos de las redes sociales no cuajan del todo con la trama, le toma tiempo definir su tono, la edición es demasiado caótica a ratos y la primera muerte sí es imperdonablemente chafísima. Sin embargo, es un acercamiento diferente y con un discurso que trata de darle nueva vida a una franquicia para adaptarla a las sensibilidades actuales. Muchos tal vez se ofendan de ver a la fuente de sus pesadillas convertida en una de carcajadas, pero tal vez deberían seguir el ejemplo de Sadako y tomarse un poco menos en serio las cosas.
“El aro 4” o “Sadako DX” está disponible en cines mexicanos.