Dice la expresión “el que a hierro mata, a hierro muere”, lo cual podríamos reducir a lo que se conoce como karma, y ese es el discurso principal de Enterrando una ambición, película dirigida por la cineasta Maggie Betts, la cual a través de una entretenida sobredosis de comedia y melodrama se retrata una importante contienda legal entre empresas funerarias con un trasfondo relacionado a prejuicios raciales y estructuras económicas destructivas para los empresarios locales. 

Basada en hechos reales, la película habla sobre Jeremiah O’Keefe (Tommy Lee Jones), quien tiene un negocio familiar: una cadena local de funerarias, pero con la intención de poder aumentar las ganancias y así dejarles una vida cómoda a sus 13 hijos, O’Keefe se alía con Ray Loewen (Bill Camp), propietario de Loewen Funeral Group, un importante conglomerado de funerarias. Loewen se aprovecha de la necesidad de O’Keefe y con tal de seguir enriqueciéndose, decide no cumplir con los tratos previamente establecidos y absorber todo el negocio familiar. Jeremiah busca el apoyo de un abogado muy famoso y exitoso llamado Willie Gary (Jamie Foxx) y aunque éste se niega a ayudarlo en un principio, se anima por dos razones: es un caso complejo que si gana lo puede catapultar hacia el infinito y el segundo punto es que puede demostrar que la gente blanca realmente necesita de la gente negra. ¿En qué acabó? Una indemnización de 500,000 millones de dólares. 

Enterrando una ambición sale avante principalmente por las excelentes actuaciones y la gran química entre Jamie Foxx y Tommy Lee Jones; por un lado, Foxx (El clon de Tyrone) interpreta a un excéntrico y hablantín abogado que peca de soberbia, pero sin un pelo de farsante; podría parecer un personaje unidimensional por su falta de desarrollo personal, sin embargo, tiene una riqueza discursiva debido a sus ideales raciales y políticos con respecto a los actos abusivos de las grandes corporaciones. 

Lee Jones (La última estafa) interpreta a un ecuánime microempresario que, pese a su expresividad física cansada, está dispuesto a ir hasta las últimas consecuencias con tal de recuperar su negocio y al mismo tiempo derrocar al Goliat empresarial del giro funerario. La pareja protagónica se complementa a la perfección porque Foxx mantiene una energía inagotable, mientras que Jones jamás eleva su volumen o tono de voz aunque esté enfurecido, lo que resulta en una pareja inusual, pero muy llamativa en pantalla. 

¿Quién no ha tenido alguna queja contra una gran corporación por actos abusivos? Si nuestro patrimonio se viera en peligro por los actos de dicha corporación, ¿iniciaríamos una lucha legal? Seguramente sí y eso es lo que hizo Jeremiah O’Keefe, quien a sus 75 años, no desistió de pelear lo que legalmente era suyo y logró ganar incluso más de la cantidad que demandó gracias a la incorruptibilidad de sus ideales a un grupo millonario corrupto y racista. El objetivo de Willie Gary fue demostrar que las personas blancas, en especial los empresarios, tarde o temprano caen por su enfermizo uso de poder. Y esto es lo que Maggie Betts captura de forma emotiva en esta película.

Enterrando una ambición es una propuesta llamativa debido a las grandes actuaciones de Jamie Foxx y Tommy Lee Jones, quienes además de tener buena química, brillan en lo individual mediante sus motivaciones: lograr un cambio social y económico a través de valores como la rectitud, la honestidad y la persistencia. Esta cinta es la prueba clara de que se le puede impregnar un tono divertido y didáctico a las temáticas jurídicas. 

“Enterrando una ambición” ya está disponible en Amazon Prime Video.