En su primer largometraje titulado “Holler”, la directora Nicole Riegel intenta plasmar su experiencia creciendo con recursos limitados en un pequeño pueblo de Estados Unidos. Algunos la han llamado la “Debra Granik de su generación”, un título pesado para la debutante. ¿Está su primer filme a la altura de tal reconocimiento?

En “Holler”, una adolescente llamada Ruth (Jessica Barden) trabaja junto a su hermano Blaze (Gus Halper) recolectando chatarra para juntar dinero, ir a la universidad y escapar del pequeño y pobre pueblo de Ohio en donde vive. Sin embargo, hay muchos obstáculos en su camino: su madre adicta está en la cárcel, el trabajo de recolectora involucra robar metal y solo su hermano la alienta para salir adelante.

Ruth tiene miedo de dejar atrás su comunidad y está rodeada de factores desmotivantes. Su madre le dice cosas como “nuestra familia no va a universidades”, su profesor le recomienda buscar otra alternativa para su futuro y su jefe Hark (Austin Amelio) intenta convencerla de que no es necesario estudiar para tener una buena vida. Nicole Riegel crea una atmósfera de decepción e incertidumbre alrededor de su protagonista para hacerte sentir lo difícil que puede ser para una joven de bajos recursos salir adelante cuando su propio ambiente busca frenarla.

Eventualmente, Ruth comienza a enamorarse de Hark. Todo va bien en el trabajo, está ganando buen dinero y se siente atraída a los ideales de su jefe, quien presume haber salido adelante a base de trabajo duro y sin necesidad de estudiar. Ruth se ve reflejada en Hark porque también es de raíces humildes y forma parte de la comunidad en la que ella creció. En Hark, Ruth encuentra una salida fácil de su situación. Sin embargo, justo cuando esta atracción se pone interesante, la historia se transforma y Riegel deja la idea atrás. 

El look del filme ayuda a darle autenticidad. El azul abunda en la paleta de colores y el director de fotografía Dustin Lane se asegura de tener fábricas en sus tomas, acentuando así la pesada vibra del pueblito marginal. Las melancólicas notas de Gene Back redondean el sentimiento de opresión que la comunidad genera sobre Ruth.

La película es bastante sombría, el ritmo es lento y hay pocos chispazos de color para estimularla. Después de un rato, todo eso te arrastra hacia un estupor del cual es difícil salir. Tampoco hay sacudidas extraordinarias y Riegel se conforma con seguir contando una historia seca. 

La historia de Ruth en este pueblito blanco tiene autenticidad, pero Jessica Borden no imprime la energía necesaria para generar empatía, provocando una desconexión con el personaje. Sí, con “Holler”, Riegel efectivamente logró crear una experiencia desesperanzadora sin caer en tragedia, pero hasta ahí queda la película. Supongo que habrá alguna adolescente blanca que se sentirá identificada con la historia, pero no creo que pase más allá de esto. Éste no es un relato inspirador o algo que recomiende para inspirarte a seguir tus sueños.

“Holler” forma parte del programa Industry Selects de TIFF 2020.