El año pasado se estrenó We Met in Virtual Reality, un muy tierno documental sobre la capacidad de la gente para conectar en el mundo digital, completamente grabado en realidad virtual. Knit’s Island, de los directores Ekiem Barbier, Guilhem Causse y Quentin L’Helgouac’h, sigue esta misma idea de capturar un universo computarizado, pero explora lados mucho más oscuros de la humanidad.

La película sigue a varias comunidades dentro del videojuego de supervivencia DayZ. Mediante entrevistas y tomas de su estilo de vida en la simulación, los directores nos muestran las fantasías y deseos de los personajes, y la línea entre lo real y lo virtual se empieza a desdibujar.

Para grabar esta película, el equipo pasó sumergido 963 horas en la virtualidad y el resultado es bastante inmersivo. Desde personas que practican el canibalismo dentro del juego hasta quienes se conectan solo para poder tener un descanso nocturno, es interesante cómo la gran isla que sirve de escenario se ha convertido en un segundo hogar para muchos de sus usuarios: es la oportunidad de ser quienes deseen sin límites o miedo a ser juzgados.

Hay una sensación de extrañeza al ver avatares realistas hablar a cámara. Si bien los gráficos son buenos, el espectador siempre está consciente de que se trata de otro universo, aunque conforme avanza la película uno se acostumbra, sobre todo por la naturalidad con la cual estas personas llevan su vida aquí: hay quienes ya saben leer estrellas, han fundado iglesias estrafalarias o han sabido cómo engañar al juego para “nadar” en el aire. Ellos se mueven tan desinhibidos que te habitúas a la rareza.

Hay también momentos muy interesantes donde la vida real de los personajes choca con su existencia virtual, como una madre a la cual sus hijos llaman y cuya voz se cuela a través de su micrófono, o una pareja vegana que admite que ellos jamás en la vida matarían a alguien, pero disfrutan mucho hacerlo en línea. Esto lleva a preguntas como: ¿Qué tan inocente es el escapismo virtual? ¿La existencia dentro del videojuego es menos valiosa que la real? Los directores dejan que los espectadores saquen sus propias conclusiones.

Sin embargo, la naturaleza contemplativa de la narrativa y la irregularidad en las temáticas de las viñetas lo hacen un poco complicado de digerir. Por ejemplo, tras una secuencia en la cual se nos da a conocer un grupo de caníbales y hay muchos disparos bastante intensos, se pasa a entrevistas más tranquilas sobre el estilo de vida, y la película nunca vuelve a tomar ese ritmo atrapante y acelerado. Esto se debe quizás a que los creadores deciden contar los días en orden cronológico, pero este recurso no tiene tanto impacto y tal vez se pudieron beneficiar de jugar un poco con la distribución de los acontecimientos.

Knit’s Island es una interesante exploración de cómo las personas dan rienda suelta a sus fantasías y deseos ocultos mediante el mundo virtual. Aunque su acercamiento al tema puede resultar pesado a ratos, tiene varias revelaciones impactantes que nos invitan a reflexionar sobre la condición humana en la era digital.

“Knit’s Island” formó parte del Camden International Film Festival 2023.