En 2020 la artista visual y cineasta Ann Oren presentó su cortometraje Passage, el cual formó parte de una instalación que buscaba reflexionar, entre otras cosas, sobre la historia y el efecto del cine en sus creadores y en su audiencia: cómo a través del quehacer cinematográfico el cineasta se transforma en aquello que hace. A partir de ese trabajo, a manera de una especie de secuela, ahora dirige Piaffe, en la cual usa la forma cinematográfica para estimular las sensaciones y transmitir erotismo.
Eva (Simone Bucio) tiene como encargo hacer los efectos de foley para las escenas de un caballo en un comercial, esto debido a que la persona encargada de dicho proyecto, Zara (Simon(e) Jaikiriuma Paetau) , tuvo que dejarlo debido a un inconveniente. En un intento por cumplir en esta tarea, Eva poco a poco va sumergiéndose en las sensaciones y experiencias que implican ser un caballo, lo cual la lleva a un despertar sexual en el que se desdibujan las líneas entre lo animal, lo humano y las construcciones impuestas por el género.
La actriz mexicana Simone Bucio es perfecta para el papel. Ella ya había trabajado antes en una película que exploraba los lados más animales y fetichistas del sexo (La región salvaje de Amat Escalante) y entiende muy bien lo que Oren busca transmitir. Mediante muy poco diálogo y con su cuerpo como principal herramienta, Eva pasa de la timidez a la sensualidad absoluta de forma paulatina y muy creíble. Sus gestos y movimientos de su cuerpo nos llevan de la rigidez a la fluidez, a la liberación a través de los sentidos.
Esto es apoyado por las elecciones estéticas de Oren, quien convierte la película casi en una experiencia táctil. La textura del celuloide de 16 mm en el que está grabada, imágenes de helechos que se abren de forma similar a una erección, los arneses de caballos que emulan situaciones de bondage e incluso las luces neón durante una toma de rayos equis: todo está hecho para estimular eróticamente al espectador sin mostrar explícitamente actos sexuales. La película nos hace cuestionarnos qué es la sensualidad y qué se esconde detrás de nuestros fetiches más ocultos. ¿Qué es lo que hace a algo sexy y por qué nos provoca tanto placer?
La trama en sí es bastante difusa: la directora está más interesada en el aspecto sensorial y onírico que en contar una historia lineal. Es más, si no se tiene conocimiento del cortometraje que precede a este trabajo, el papel de Zara es confuso y no queda muy claro la conexión que tiene con la protagonista. Sin embargo, esto no evita que el mensaje y la experiencia se transmitan efectivamente, pues todo el resto de recursos está al servicio de las sensaciones.
Piaffe es una película que pone su técnica al servicio de una experiencia inmersiva que explora el deseo más allá del género o incluso de lo humano. Es un viaje en el cual el espectador puede dejar de lado sus tabúes y permitir que Ann Oren embriague sus sentidos. Aunque no es precisamente accesible, su espíritu provocador definitivamente no pasa desapercibido.
“Piaffe” llegará a cines estadounidenses a partir del 25 de agosto y actualmente forma parte de la 22 Semana de Cine Alemán en México.
Imagen de portada cortesía de Oscilloscope Laboratories.