La directora Kasi Lemmons (“Harriet”) y el guionista Anthony McCarten (“Bohemian Rhapsody: La historia de Freddy Mercury”) traen a la pantalla grande las peripecias y los triunfos de una de las cantantes más grandes que ha dado Estados Unidos al mundo en “Quiero bailar con alguien: La historia de Whitney Houston”. Lamentablemente, McCarten continúa por el camino de la superficialidad y peor aún, retrata cada suceso con intrascendencia narrativa.
Whitney Houston (Naomi Ackie), una niña criada en los coros de Nueva Jersey, fue descubierta por Clive Davis (Stanley Tucci), productor y fundador de la compañía Arista Records. La fama llegó pronto a la vida de Houston, pero también los problemas, tales como una relación tormentosa con su padre John Houston (Clarke Peters) y la adicción a las drogas. Su gran capacidad vocal le dio el mote de “la Voz” y su sobresaliente carrera le valió estar en el Guinness World Records como la artista femenina más ganadora de todos los tiempos. Su muerte podría haber parecido prematura —a la edad de 48 años—, pero la realidad es que ya no podía más.
Este retrato de la vida de Whitney Houston es la presentación que todo núcleo familiar quisiera sobre una estrella: kilos de maquillaje, sin contrastes entre lo tortuoso y lo virtuoso, y con un enfoque meramente superficial y plano. La clave para entender el por qué de este término crudo es Anthony McCarten, un guionista amante del desarrollo convencional y que simplemente no ha podido estar a la altura creativa en el manejo de personajes laberínticos como Stephen Hawking en “La teoría del todo”, Freddy Mercury en “Bohemian Rhapsody” o el Papa Francisco en “Los dos Papas”, y ya ni se diga con Houston.
Es de señalar que la culpa no es completamente de él, ya que hay una corresponsabilidad con el director en turno. Al menos en la historia de Mercury, Dexter Fletcher pudo darle más ritmo y elocuencia al producto final, así como Fernando Meirelles junto a dos histriones como Anthony Hopkins y Jonathan Pryce le dieron encanto y alma a “Los dos papas”, sin embargo, es una pena que Kasi Lemmons no haya podido romper las cadenas de la superficialidad que envuelven a esta propuesta.
“Quiero bailar con alguien” está invadida por un color rosa resplandeciente que ilumina la vida de Houston. Los temas álgidos, los cuales le dan matices y perspectiva a un relato, se tocan por encima, ¿será que la falta de contraste entre lo grandioso y lo penoso de la cantante es debido a posibles repercusiones por parte de los apoderados de la cantante? Y si es así, entonces ¿para qué hacer este tipo de productos si solo se va a hablar de lo sobresaliente y nunca de los obstáculos, las desventuras o el lado oscuro del personaje?
El hilo es tan simplista que ni siquiera crea una conexión emocional con la persona central del relato, pues se sigue viendo como siempre se ha visto a través de los medios: como un mero producto de entretenimiento. Aquí también se ve de esa manera debido a la falta de profundidad: ¿dónde queda la tortuosa relación amorosa con Bobby Brown?; ¿Qué consecuencias trajo la relación con su padre? ¿Qué tanto afectaron las drogas la carrera de Houston? No debemos olvidar que eso desencadenó su intermitencia musical y a la postre su muerte. Más de dos horas y veinte minutos de revisitar lo agradable y lindo, restándole así humanidad y responsabilidad a la cantante y a su entorno.
Si no fuera por los números musicales, recreados con la portentosa voz original de Houston, la película sería una dramatización aún más desalmada y desinteresada. Eso sí, es innegable el bien logrado trabajo de Naomi Ackie, quien pese a no cantar ninguna canción, le da un parecido kinésico a la cantante.
“Quiero bailar con alguien: La historia de Whitney Houston” es manejada a conveniencia. Solo logra emocionar y es disfrutable gracias a sus secuencias musicales que son capaces de poner piel de gallina por el arreglo en la voz de Houston. No existen los altibajos ni los contrastes, mucho menos la profundidad, solo mucho maquillaje que convierte un relato potencialmente interesante en algo desalmado.
“Quiero bailar con alguien: La historia de Whitney Houston” ya está disponible en cines.
Foto de portada cortesía de Sony Pictures.