El melodrama es injustamente despreciado por muchos, particularmente la gente que usa la palabra de manera despectiva, principalmente por estar asociada con las telenovelas o el sentimentalismo fácil. Sin embargo, cuando está bien logrado atrapa y conmueve a las audiencias de formas tan intensas como pocos otros géneros narrativos, pues su exceso de emociones y tramas enredadas llevan a una potente catarsis. Tal es el caso de “River of Desire”, del director Sergio Machado, una película cuya trama y atmósfera están hechas para seducir a todo aquel que se sumerja en ella.
Dalberto (Daniel de Oliveira) es el segundo de tres hermanos, los otros dos son el calmado y respetuoso Dalmo (Rômulo Braga) y el impulsivo Armando (Gabriel Leone). Un día conoce a Anaira (Sophie Charlotte) y se enamoran apasionadamente: deja su trabajo como policía, compra un bote y la lleva a vivir a casa con sus dos hermanos. Todo parece fluir perfectamente, hasta que por una tragedia Dalberto tiene que irse por varios días, lo cual amenaza con arruinarlo todo.
Así como su título lo anuncia, el calor y la sensualidad desbordan en “River of Desire”: el clima húmedo y abrasador del Amazonas se siente en cada toma, no solo en los vestuarios holgados y frescos de los personajes, sino en los tonos cálidos de la fotografía, así como en el constante sonar del agua, los grillos y la brisa, así como cada suspiro de deseo. La música igual se encarga de transmitir la grandilocuencia y romance de los momentos dramáticos sin ser intrusiva o abrumadora.
La trama es tan telenovelesca como uno esperaría de un melodrama brasileño, por lo cual varios de los lectores seguro se imaginan qué ocurre una vez que Dalberto se va de la casa. Estamos ante una historia donde hay grandes señales de la naturaleza que cobran un significado cósmico, y en la cual los personajes son incapaces de controlar sus pasiones, pues el deseo es más grande que ellos. Nadie habla las cosas antes de actuar o las razona, pues los sentimientos los embargan y los llevan a lanzarse al vacío aunque el costo sea muy alto.
El truco en estas historias es escribir personajes coherentes con esta forma de actuar, y el guion se encarga de ello perfectamente: cada uno de los protagonistas tiene un rasgo de personalidad muy específico que guía su forma de actuar a lo largo de toda la cinta: Anaira es incontenible, vive para el aquí y el ahora en todo momento, se aferra a la vida con fuerza sin pensar en el futuro; Dalberto es impulsivo a ratos, pero ante todo piensa a largo plazo, sus emociones lo pueden abrumar a veces pero luego las reflexiona; Dalmo es callado y renuente al cambio, respetuoso del pasado y las tradiciones; Alberto es joven y soñador, rebelde y sin temor a nada.
Todo el elenco se encarga de darle vida a esta singular familia de manera efectiva, sobre todo Rômulo Braga en el papel menos vistoso de la película, pues justo su silencio e inacción generan gran parte del suspenso una vez que Dalberto se va de la casa. Al ser el menos histriónico de todos, su personaje es impredecible y nos hace cuestionar constantemente qué está pensando y cómo actuará.
Si bien los conocedores de este tipo de dramones encontrarán en “River of Desire” algunos elementos conocidos, cuenta con un contexto y personajes lo suficientemente interesantes para mantener la atención. Sergio Machado nos ofrece un trabajo lleno de intriga y pasiones prohibidas que convierte un drama familiar en una intensa y sensual experiencia cinematográfica.
“River of Desire” formó parte del Tallinn Black Nights Film Festival 2022 en donde ganó Mejor Fotografía. Imagen cortesía de THE PR FACTORY.