Aunque a muchos les gusta pensar en la colonización como algo del pasado, sus efectos siguen presentes en las vidas de muchos, sobre todo en las realidades de aquellos que fueron colonizados. Sin embargo, habiendo pasado tantos años, ¿cómo pueden esos pueblos mantener su identidad en medio de la globalización liderada por una visión blanca y colonialista? “Twice Colonized”, de la directora Lin Alluna, explora esto a través de la activista inuit Aaju Peter, en un interesante y complejo estudio de personaje.

Aaju Peter es una mujer inuk nacida en Groenlandia, que a los 11 años, como parte de un programa académico fue llevada a Dinamarca para terminar su educación (recordemos que Groenlandia es parte de dicho reino). Tras nunca sentirse parte de la cultura danesa, Aaju regresó en su adultez a su lugar de origen, donde se dio cuenta que tampoco pertenecía, pues había olvidado el lenguaje y las costumbres. No fue hasta que conoció a otras comunidades inuit en Canadá que encontró el balance entre su bagaje y su identidad. Ahora es una abogada y activista que lucha por el respeto y reconocimiento de las culturas indígenas alrededor del mundo.

Alluna coescribe junto a Aaju una reconstrucción de la vida de la segunda para entender los efectos de la colonización en toda una sociedad. Desde su infancia hasta sus problemas y lucha en la adultez, la activista nos va revelando lo difícil que es el proceso de descolonización, sobre todo en una sociedad globalizada que observa la cultura de los pueblos originarios en un binario muchas veces racista: bajo los estándares blancos, una persona indígena o está completamente aislada del mundo globalizado, o se adhiere a él. Aaju nos muestra cómo no es la una ni la otra, es su decisión y no le debe explicaciones a nadie.

Estas son cuestiones complejas, y como tales no hay una sola respuesta. Esto es particularmente evidente en el debate que abre la película: la caza de focas. El activismo animal lucha por prohibir dicha actividad, pero Aaju asegura que esta decisión se tomó sin tener en cuenta que es una de las fuentes principales de ingresos para los inuit, quienes sufren mucha discriminación, desempleo y altas tasas de suicidio: no hubo un diálogo ni un entendimiento de la realidad de quienes son afectados por estas leyes. El documental no propone una respuesta tal cual y deja el tema de lado hasta llegar casi al final, pues éste daría para toda una película entera, pero nos da las herramientas para entender las distintas aristas alrededor de este tipo de problemáticas.

Hay un buen balance entre la vida política y la vida personal de la protagonista, pues ambas se interconectan y tienen influencia una sobre la otra. Hay confianza, respeto y camaradería entre ella y la directora, a quien Aaju llama su “colonizadora”. Alluna retrata momentos sumamente duros para la activista, pero lo hace desde una óptica nada explotadora y con total consentimiento de su personaje. En un momento sumamente conmovedor, Aaju le explica a su amigo por qué odia el danés y cómo este idioma le recuerda a lo que le fue arrebatado: la cámara se queda en el rostro de Aaju mientras unas lágrimas amenazan con salir, pero a la suficiente distancia para no ser intrusiva; le da un momento de vulnerabilidad sin explotar el dolor.

La edición mantiene un buen ritmo, sobre todo cuando mezcla material de archivo con el presente para contar la infancia y la lucha de Aaju. Es ayudada por un score brillante: una combinación de cantos graves y tambores llena de energía e intensidad, así como su protagonista. La directora navega entre todos estos elementos para que el activismo y la intimidad construyan un retrato completo de una mujer y su identidad.

“Twice Colonized” es un trabajo interesante y respetuoso sobre los distintos factores que confluyen en la preservación de la identidad de los pueblos colonizados. Lin Alluna y Aaju Peter colaboran para entregarnos una historia de resistencia y liberación.

“Twice Colonized” se presentó en CPH:DOX 2023 en las secciones Be No Stranger, Next:Wave, Predicting the Past y Ungdomsredaktionen.