Paul Thomas Anderson, nacido en el Valle de San Fernando en California, es uno de los cineastas más influyentes de la actualidad y uno de los mejores directores trabajando en la industria hoy en día. Este año lo tenemos de regreso con “Licorice Pizza”, su noveno largometraje, por lo cual, mientras esperamos su estreno, haremos un ranking de todas las cintas del director.

Anderson es uno de esos cineastas que, a consideración mía, no tienen una película mala. Todas ellas son interesantes y distintas, ninguna se parece, se ve o suena como la anterior y eso es muestra de la versatilidad del realizador. Así que acompáñenme a recorrer la filmografía de Paul Thomas Anderson en este ranking.

8.- “Hard Eight” (1996)

La primera película de Paul Thomas Anderson, nacida de su cortometraje “Cigarrets & Coffe”, nos cuenta la historia de Sydney (Philip Baker Hall), un misterioso hombre quien toma bajo su cuidado a John Finnegan (John C. Reilly), un apostador que lo ha perdido todo; en el camino, Sydney le enseña a ganarse la vida estafando en los casinos de la ciudad de Reno y a protegerse de quienes intenten aprovecharse de él, todo esto debido a la creciente culpa en su interior tras haber asesinado al padre de John.

“Hard Eight” no es la mejor película de PTA (como se conoce a Anderson) pero ya tiene muchas de sus marcas estéticas y narrativas, las cuales explorará a detalle en sus posteriores filmes, incluyendo su fijación con las relaciones disfuncionales  padre-hijo presentes en casi todo su cine. Con su ópera prima, Anderson pegó fuerte en la mesa de la industria pero sería hasta su segundo filme (“Boogie Nights”) cuando demostraría al mundo todo su potencial como director y guionista.

7.- “Inherent Vice” (2014)

En “Inherent Vice” Anderson nos ubica en el Valle de San Fernando (locación usada en casi todas sus cintas) a mediados de los años setenta, ahí seguimos la historia de Larry Sportello (un brillante Joaquin Phoenix), un detective privado adicto a las drogas, en una investigación donde debe descubrir el paradero de su exnovia (Katherine Waterston) quien se ha estado relacionando con gente bastante peligrosa. La investigación lleva a Larry por un viaje lisérgico lleno de trampas, amigos, enemigos y muchas preguntas sin respuesta.

Viendo la filmografía de PTA nos podemos dar cuenta de su versatilidad como escritor/director. En “Inherent Vice” tenemos un neo-noir en donde navegamos el mundo de nuestro protagonista entre drogas, luces neón y un soundtrack bastante cuidado. Se trata de una cinta con bastantes problemas de ritmo y edición pues Anderson se dedica a plantearnos situaciones tras situación y personaje tras personaje hasta el punto de revolvernos y no entender del todo qué estamos viendo. Sin embargo, en sus mejores momentos recuerda a “Touch of Evil” de Orson Welles. Una película rara dentro del magnífico repertorio de PTA, buena para los amantes del género pero demasiado extravagante para el público en general.

6.- “Punch-Drunk Love” (2002)

“Punch-Drunk Love” representó un gran cambio en la carrera de Anderson pues se alejó de los repartos corales y tramas grandilocuentes de sus primeras cintas para realizar una película más pequeña en escala y ubicada en un género nuevo para él: la comedia romántica. Aquí nos introduce a Barry Egan (Adam Sandler en una de las mejores actuaciones de su carrera), un hombre ansioso, volátil y bastante retraído, quien conoce a la mujer de sus sueños (Emily Watson)  poco antes de verse involucrado en un conflicto con una banda de estafadores detrás de una hot line.

Sí la trama no lo ha enganchado para este momento, querido lector, los aspectos técnicos de la cinta lo harán: Anderson utiliza todos y cada uno de los recursos cinematográficos (composición, movimientos de cámara, sonido, paleta de colores y música) para ponernos en los zapatos de Barry: sentimos su ansiedad, su nerviosismo, todo aquello que no puede controlar y lo acompañamos en un viaje donde el amor pone todo en orden y nos hace mucho más fuertes. Una verdadera joya de parte del director y también el primer paso de una nueva etapa en su cine.

5.- “The Master” (2012)

“The Master” nos introduce a Freddie Quell (Joaquin Phoenix), veterano de la Segunda Guerra Mundial con serios problemas para integrarse a la sociedad tras su servicio en el ejército; por motivos azarosos Freddie termina involucrándose con Lancaster Dodd (Phillip Seymour Hoffman) líder de un movimiento filosófico-religioso conocido como La Causa, aquí Freddie encuentra un propósito en ayudar y difundir las enseñanzas de Dodd, quien a su vez se transforma en un guía para el atormentado hombre.

“The Master” es mi película menos favorita del director, sin embargo no puedo dejar de alabar las brillantes interpretaciones que consigue sacar de sus dos actores protagonistas (los cuales se ven potenciados por el asombroso elenco de reparto conformado por Amy Adams, Jesse Plemons, Laura Dern y Rami Malek) en escenas cargadas de emociones y simbolismo (de nuevo encontramos la relación paterno-filial como motor de la cinta). La película toma como inspiración partes de la vida del fundador de la cienciología y a partir de ahí desarrolla a este maestro interpretado por Hoffman. El resultado es una película interesante, llena de grandes actuaciones pero cuyo ritmo no es el mejor.

4.- There Will Be Blood (2007)

Con “There Will Be Blood” Paul Thomas Anderson le dio otro volantazo a su carrera al presentarnos la historia de un empresario a principios del siglo XX que busca hacerse rico explotando los pozos petroleros de las regiones rurales de  Estados Unidos; así PTA va entretejiendo una historia de ambición, violencia y religión donde el amor por el valioso recurso natural puede transformar y sacar los impulsos animales más profundos de los hombres racionales.

Los primeros minutos de esta cinta son hipnóticos; sin diálogos, Anderson nos cuenta los inicios de este petrolero y su búsqueda de dinero. A partir de ahí la película no hace otra cosa más que ir aumentando sus apuestas gracias a las interpretaciones de Daniel Day-Lewis (el empresario) y Paul Dano, un pastor pentecostalista cuyas ambiciones son iguales o mayores a las del personaje de Day-Lewis. La película es dura y cruda en su narración; vemos a ambos actores destrozarse en pantalla y a todos quienes los rodean hasta quedar solamente ellos de pie. “The Master” tiene dos grandes actuaciones pero “There Will Be Blood” muestra un duelo de titanes, no por nada Daniel Day-Lewis ganó el Oscar a Mejor Actor con esta cinta.

3.- “Boogie Nights” (1997)

La segunda película de PTA es completamente distinta a “Hard Eight” en todos sentidos, por lo cual es difícil pensar que tras la cámara se encuentra el mismo director. Al igual que en su ópera prima, aquí Anderson voltea hacia a sus primeros cortometrajes y expande “The Dirk Diggler Story”, falso documental sobre una ficticia estrella del cine pornográfico, para crear “Boogie Nights”. La historia sigue el ascenso y caída de Dirk Diggler (Mark Wahlberg), un joven idealista comenzando su vida como actor de las películas porno del director Jack Horner (Burt Reynolds) quien busca realizar cintas “artísticas” en la creciente industria de la pornografía en el Valle de San Fernando a mediados de los setenta.

Anderson se renueva como director manejando un reparto coral (incluyendo actores como Phillip Seymour Hoffman, John C. Reilly, William H. Macy, Julianne Moore, Don Cheadle o Alfred Molina) en una historia donde todos tienen su propio arco, desarrollo, nudo y conclusión; su cámara se vuelve más ágil en complejos planos secuencia para poder danzar de personaje en personaje sin perder el ritmo ni el hilo de la narración. El soundtrack, las actuaciones, la cámara y el diseño de producción brillan en esta cinta. Sin embargo, de cierta manera, se siente como un experimento para otro proyecto que ya se gestaba en la mente del joven cineasta (quien contaba con apenas 27 años a la hora de dirigir la película). “Boogie Nights” es un logro y una de las cintas más divertidas de la filmografía de Anderson.

2.- “Phantom Thread” (2017)

Las primeras películas de Anderson fueron grandes ensambles de actores con múltiples historias interconectadas, después realizó una comedia romántica distinta a las propuestas más comerciales del género y en una tercera etapa entregó tres piezas dramáticas-históricas llenas de actuaciones potentes. Para su octavo largometraje PTA vuelve a dar un volantazo a su carrera y entrega, en 2017, “Phantom Thread”, un romance de época centrado en Alma Elson (Vicky Krieps) una joven mesera inglesa que comienza a relacionarse con el diseñador de modas Reynolds Woodcock (Daniel Day-Lewis en su última actuación antes de retirarse), un hombre obsesivo y controlador quien ve en Alma una nueva musa para sus finos vestidos pero también a una amante, sin embargo, ella no está dispuesta a ceder ante la personalidad cambiante del famoso diseñador.

Con “Phantom Thread”, Anderson crea un relato melancólico sobre los juegos de poder, el amor, la toxicidad y todo lo que estamos dispuestos a dar por poseer a alguien, en este caso literalmente. Somos testigos de los primeros chispazos de pasión entre ambos personajes pero también del desgaste de la relación, de ese hilo fantasma uniéndolos. PTA nos regala un increíble diseño de vestuario, una fotografía preciosista y una historia digna del mejor Hitchcock (las similitudes con “Rebecca” son obvias). También fue la cinta por la cual fue nominado por segunda vez en la categoría de Mejor Dirección en los Oscar.

1.- “Magnolia” (1999)

Como dije al inicio, Paul Thomas Anderson, en mi opinión, no tiene una mala película todavía. Todas ellas son bastante buenas pero hay unas mejores que otras; la mejor, en este caso, sería “Magnolia” de 1999. Es difícil explicar de qué trata “Magnolia” pues no hay un solo protagonista sino varios hilos conductores. Aquí tenemos, nuevamente, un reparto coral donde Tom Cruise, Julianne Moore, Phillip Seymour Hoffman, William H. Macy, Philip Baker Hall y John C. Reilly, junto a muchos otros, nos dejan contemplar un momento particular en la vida de sus personajes, personas  atormentadas por cuestiones de sus pasados quienes al mismo tiempo aprenden, de una manera o de otra, a florecer como las mejores versiones de sí mismas.

La cinta es enorme. Seguimos a diez personajes relacionados muchas veces por la casualidad de la vida en historias distintas pero productos unas de otras. La película dura casi tres horas (la duración no debe espantarlos) y su ritmo nunca cae. Todo lo aprendido por Anderson en “Boogie Nights” se perfecciona aquí para crear un relato de proporciones épicas gracias a uno de los mejores guiones de la historia. El clímax de la cinta te destroza por dentro junto a los personajes con los cuales llevas inmerso tanto tiempo y eso, en estos tiempos, es complicado de lograr.

“Magnolia” es, en muchos sentidos, la obra maestra de Paul Thomas Anderson.