Cuando somos niños tenemos una imaginación desbordante que constantemente nos sume en juegos de ficción, los cuales asumimos como reales pero con el paso de los años se van desvaneciendo en nuestra memoria; los recuerdos ficticios son modificados por el nuevo conocimiento del mundo, experiencias e incluso por anécdotas contadas desde la perspectiva de otra persona y eso nos lleva a replanteárnoslas, eliminando sus partes fantásticas, sin embargo, ¿cuál sería nuestra reacción si una de ellas resultara ser cierta? La respuesta la encontramos en la nueva película animada del director Richard Linklater “Apolo 10 1/2: Una infancia espacial”, producida por el gigante del streaming, Netflix.
En la película conocemos la historia de Stan (interpretado por Jack Black en su etapa adulta y por Milo Coy en su niñez), un niño de diez años creciendo en un pequeño suburbio de Houston, Texas, durante los años sesenta, justo durante los años más importantes de la Carrera Espacial entre los Estados Unidos y la Unión Soviética que culminaría con la llegada del hombre a la Luna el 20 de julio de 1969. De esa manera conocemos a detalle cada momento de la vida de Stan: a su familia, el trabajo de su padre (un empleado de la NASA con un puesto del cual su hijo siente vergüenza), sus vecinos, la música de moda, los programas de televisión, sus costumbres, los juegos con otros chicos del vecindario, los días de alberca, la escuela y muchos otros momentos importantes; sin embargo, Stan tiene un secreto: fue enviado a la Luna meses antes de la misión del Apolo 11, en un módulo más pequeño (construido por error), para comprobar el funcionamiento de todos los sistemas y la viabilidad del proyecto, ¿el problema? No puede hablar de ello con nadie.
De esta forma la cinta navega entre la realidad de la vida de Stan y lo que parece ser una fantasía infantil motivada por la época. Las barreras entre estos dos mundos se van haciendo cada vez más imperceptibles hasta desembocar en un tercer acto donde el montaje es la pieza clave para entender la totalidad del mensaje del director. La edición de la cinta, y su ritmo, ayudan a darle una vibra similar a un sueño: pasamos de un momento a otro, sin que necesariamente estén relacionados entre sí (más allá de pertenecer a la vida de Stan).
Por otro lado estamos ante el mejor trabajo animado de Linklater: la animación se siente fluida, no brinca constantemente (como si lo hace la rotoscopia empleada en cintas como “Waking Life” o “A Scanner Darkly”) y se combina con otros estilos de animación para los fondos o el material de archivo empleado en la cinta (programas de televisión, noticieros o la transmisión del alunizaje). De este modo el director demuestra que la animación no es un género sino un medio para contar historias, las cuales sería difícil ver en acción real.
Otra parte interesante de la película es ver la perspectiva de la versión infantil de Stan contrastada con la narración de su yo adulto, uno más maduro y que posee un punto de vista distinto con más contexto en donde incluso el personaje se cuestiona a sí mismo y reflexiona sobre su pasado siendo consciente del lugar privilegiado desde donde estaba presenciando todos estos eventos históricos.
Sin embargo la fantasía infantil del personaje queda muy en segundo plano, pese a ser presentada como la trama principal del filme, y puede llegar a ser confuso para el espectador ver todos estos pequeños momentos dentro de la vida del protagonista (Linklater de verdad se esforzó con la investigación para el guion pues crea casi un documental sobre las familias americanas de la época) y no llegar a nada. Sí, las imágenes son preciosas, la narración interesante pero la misión secreta de Stan en realidad no nos importa tanto.
Al final, “Apolo 10 1/2: Una infancia espacial” termina siendo un relato entretenido lleno de nostalgia, un soundtrack muy bien cuidado y momentos divertidos con una animación bastante destacable, dándonos una mirada particular a uno de los eventos históricos que definieron el futuro del mundo.
“Apolo 10 1/2: Una infancia espacial” ya se encuentra disponible en Netflix.