Mia Hansen-Løve regresa con “La isla de Bergman” (“Bergman Island)”, una película que por momentos no parece película sino una memoria distante o un sueño. Con una trama misteriosa y ambigua, la cineasta explora dinámicas en pareja, imitando y haciendo numerosas referencias al cine de Bergman.
Chris (Vicky Krieps) y Tony (Tim Roth), una pareja de cineastas, viajan a Fårö, isla en donde Bergman filmó algunas de sus grandes obras y fue enterrado. Tony es más famoso que ella y está trabajando en el guion de una nueva película de terror. Por otro lado, Chris está atravesando por algunos problemas creativos, extraña a su hija y dormir en la cama donde se filmó “Escenas de un matrimonio”, película que “hizo a millones de parejas divorciarse”, hace poco por esclarecer su mente.
En realidad, Chris representa a Hansen-Løve, quien escribió esta película tras terminar su relación con otro cineasta, Olivier Assayas (“La red avispa”). Aquí no vemos señales obvias de una ruptura en la relación entre Chris y Tony pero definitivamente hay un aire de desinterés en el aire; Tony suele ignorarla súbitamente, es frío al compartir ideas cinematográficas y parece encontrar más placer en responder su teléfono que en mantener una conversación con ella. Asimismo, hay un forcejeo artístico involucrado en donde Chris parece sentir aversión hacia el proceso creativo de Tony y por algunos elementos sobre la vida y carrera de Bergman.

Esta primera sección del filme ofrece un interminable oleaje de trivia acerca de Bergman y una poco interesante exploración autorreflexiva. Sin embargo, tras algunos días y recorridos por la preciosa isla, la creatividad de Chris comienza a fluir y “La isla de Bergman” se transforma en una película dentro de otra película. Ahora seguimos a Amy (Mia Wasikowsa), una joven cineasta que viaja a Fårö para asistir a una boda junto al exnovio (Anders Danielsen Lie) que todavía no logra superar.
De esta manera, Mia Hansen-Løve comienza a jugar con su metanarrativa, creando un rompecabezas reflexivo sobre la relación entre una mujer y su arte y, ¿por qué no? una proyección subconsciente de deseo y amor fallido. La película cobra vida gracias a Mia Wasikowska, quien es efervescente e inmediatamente captura tu atención. A diferencia de lo proyectado entre Amy y Tony, esta narrativa no se siente forzada.
Hay un grave problema con “La isla de Bergman”: no es accesible y significará poco para audiencias casuales o ajenas al cine de Ingmar Bergman. Estamos ante un tributo autoindulgente que tiene a un público bien definido en mente, pero eso no rebaja su calidad artística. El filme deslumbra con hermosas locaciones, evoca sentimientos y alienta a indagar sobre el arte de contar historias y a seguir tus propios procesos creativos.
“La isla de Bergman” o “Bergman Island” formó parte de la programación del Festival Internacional de Cine de Chicago 2021. Además, se estrenará en cines de Chicago el 15 de octubre de mano de IFC Films y se estrena en cines mexicanos el 6 de enero de 2022.
Imágenes cortesía de IFC Films.