Hay amistades casuales, como las que compartes en tus ratos libres de la escuela o el trabajo, y hay otras mucho más íntimas en donde aprendes en los momentos más inesperados; puede que esta amistad surja de la nada y sin expectativas, pero en el fondo sabemos que no es así, pues como humanos nos gusta compartir tiempo con alguien que nos comprenda y nos haga sentir bien. “Brian y Charles” de Jim Archer es un pequeño relato de esto: basado en el cortometraje de 2017, es un mockumentary que sigue a Brian (David Earl), un solitario inventor que un día construye un robot llamado Charles (Chris Hayward) con quien tendrá pequeñas aventuras en un pequeño pueblo rural de Gales.

Algo que me agrada bastante de la cinta es su formato: el mockumentary es una ventana creativa para improvisar pero también posee un nivel de inmersión con el rompimiento de la cuarta pared. Al inicio, Brian trata de hablar un par de veces con el crew que nunca podemos ver: le responden con una o dos palabras o incluso con el silencio, haciendo que Brian pare de reír. En cambio, si él habla hacia la cámara, nos invita a ver su mundo y trata de hacerlo con una sonrisa, diciendo cosas como “si no lo pruebas, no lo logras: hay que seguir intentando”. Al estar relativamente solo, Brian nos muestra una parte de su vulnerabilidad y su filosofía de la vida sin miedo de ser juzgado.

Tras varios inventos excéntricos, como un cinturón para huevos o un bolso de piñas de pino, Brian crea un robot con objetos como una lavadora y una cabeza de maniquí. Después de pasar por varios fallidos intentos, Charles cobra vida como una criatura amable, traviesa y curiosa; su cerebro se forma cuando lee un diccionario que tiene Brian, y desde ahí ya no hay forma de detenerlo.

Si eres apto para la cursilería cómica, “Brian y Charles” es para ti, pero si es el caso contrario, la cinta puede llegar a cansar porque sus primeros dos tercios están repletos de ese tipo de humor, por ejemplo, un chiste recurrente en el que Charles trata de pronunciar una ciudad de manera correcta. Otro aspecto que puede llegar a desconcertar es la introducción de un villano que solo lo existe porque sí; es una debilidad del guion ya que este parece ser escrito únicamente para ayudar al desarrollo de los personajes. Lo anterior no debe desanimar ni cambiar tu opinión de verla, porque esos detalles resultan ser buenos. Tal vez no sean los personajes o la historia perfecta, pero en ocasiones la vida resulta ser de esa forma, con deficiencias pero que no demeritan lo lindas y cálidas que son las amistades, y lo mucho que pueden ayudar sin pedir algo a cambio. 

“Brian y Charles” tiene muchísimo corazón y muy buenas intenciones, te presenta una relación que casi se vuelve de padre e hijo, en donde Brian le enseña a Charles sobre el mundo y lo que debe de hacer un humano, mientras que la mente libre del robot busca experimentar con todo su alrededor, e incluso descubrir lo que hay más allá de ese frío pueblo en Gales. Ambos personajes cuestionan las acciones del otro para llegar a un nuevo conocimiento o enseñanza que posteriormente se convierte en un recuerdo: los mejores son los que compartes con alguien que aprecias y más si es bondadoso contigo, porque desear lo mejor nunca estará de sobra.

“Brian y Charles” ya está disponible en cines españoles a través de Universal Pictures y para renta y compra en Cinépolis Klic.