En su adaptación cinematográfica de la novela “Cosmética del enemigo” de Amélie Nothomb, el director español Kike Maíllo tiene la difícil tarea de cautivar la atención del espectador con una historia desbordante de diálogos. Afortunadamente contó con la fortaleza de dos actores capaces de lograrlo.
Aquí seguimos a Jeremiasz Angust (Tomasz Kot), un famoso arquitecto que tras dar una charla en París, pierde su vuelo por ayudar a una misteriosa y parlanchina joven llamada Texel Textor (Athena Strates). Pero Angust no va a poder esperar el siguiente vuelo en paz, pues Texel tiene mucho que decirle. La charla que inicia con tintes seductores pronto se transforma en un juego siniestro estrechamente relacionado al pasado de ambos.
La historia está estructurada como un rompecabezas mental en donde la verdad se esconde detrás de columnas de culpa y barreras psicológicas. Los relatos sumergen a los personajes en aguas oscuras que destapan los secretos más recónditos.
Maíllo utiliza saltos de tiempo y una astuta edición para aligerar la pesada carga de los diálogos y navegar con dinamismo por las complejas historias que se presentan. Así, la trama se convierte en un laberinto de memorias y emociones en donde la criminalidad acecha. Y para salir de aquí, el director va dejando ciertas migajas, algunas de ellas demasiado obvias.

La cinematógrafa Rita Noriega juega con los espacios y le saca provecho a los mínimos escenarios en los que se desarrolla la trama. Maíllo se aprovecha de esto, juega con la tensión y pone algunas trampas en el camino; te alienta a agudizar los sentidos para resolver el misterio.
En un proyecto con tantas palabras, las actuaciones son clave y tanto Kot (“Cold War”) como Strates (“The Good Liar”) prueban estar a la altura de tan desafiante proyecto. Éste es el primer thriller en el que trabaja el polaco Kot, quien maneja con confianza el viaje psicológico por el que atraviesa su personaje. Además, es refrescante tener a un protagonista con un acento imperfecto. Del otro lado tenemos a Strates dando un trabajo espectacular; con gran intensidad mantiene un balance entre seducción, locura y tranquilidad.
La ejecución no siempre funciona y el director encuentra problemas manteniendo el ritmo, pero su manejo de los elementos técnicos así como las ya mencionadas actuaciones sólidas le ayudan a salir avante.
“Cosmética del enemigo” juega con ideas de ética y las narrativas que la mente crea para esconder traumas y justificar errores. Con más altas que bajas, Maíllo te absorbe en una espiral psicológica en donde los giros y las sorpresas están a la orden del día.
“Cosmética del enemigo” se estrenó en el Festival Sitges 2020 y ya se encuentra disponible en Netflix. Puedes conocer más detalles sobre su producción en nuestra entrevista con Tomasz Kot y Athena Strates.