Estados Unidos tiene una seria obsesión con el concepto de “bailes de graduación”, una noche en donde adolescentes quedan emocionalmente cicatrizados de por vida, ya sea por rechazo o por creer que la popularidad lo es todo en la vida. Hemos visto incontables películas y series de TV utilizar esta “noche mágica” como importante herramienta narrativa. La más reciente producción en hacerlo es “El baile” (The Prom), pomposo musical cómico de Netflix dirigido por Ryan Murphy (“Glee”) y adaptación de una exitosa obra de Broadway del mismo nombre que refleja las preocupaciones del director alrededor del trato de la sociedad a la comunidad LGBTQ+, mismas que hemos visto en sus anteriores proyectos, tales como “Glee” y “Ratched”.
Dee Dee Allen (Meryl Streep) y Barry Glickman (James Corden) son dos estrellas de Broadway en problemas. Tras su más reciente obra de teatro, han sido tachadas de mediocres y narcisistas, por lo que, junto a sus colegas Angie (Nicole Kidman) y Trent (Andrew Rannells), buscan un acto altruista para generar buena publicidad y limpiar su nombre. Y en un pueblito de Indiana encuentran la oportunidad perfecta para hacerlo, pues una homofóbica Junta de Padres ha decidido cancelar el baile de graduación de la secundaria local con tal de evitar que una estudiante llamada Emma (Jo Ellen Pellman) lleve como cita a una mujer.
Bailando y cantando sobre inclusión, pero siempre con intenciones egoístas, las celebridades llegan a Indiana para intentar cambiar la mente de sus habitantes. El plan no es exactamente fructífero y la homofobia los rebasa, por lo que se ven obligados a acercarse más a Emma y a Tom (Keegan-Michael Key), el director de la secundaria y único aliado de la chica, para comprender y empatizar con la situación.

Además de un musical sobre inclusión y una linda historia sobre una chica luchando por su identidad, “El baile” es una sátira sobre la cultura de idolatría a celebridades y el hipócrita sistema de pseudo activismo que existe en la industria. Dee Dee ni siquiera sabe qué significan las siglas LGBTQ+, pero está consciente de que ayudar a Emma es una gran oportunidad para levantar su carrera y, tal vez, obtener su tercer premio Tony. Sin embargo, al experimentar la intolerancia de primera mano en este pueblito ignorante, Dee Dee legítimamente comienza a interesarse por la causa.
Cada personaje tiene sus problemas y vulnerabilidades, y Murphy trata de explorarlos a todos. Emma fue rechazada por sus padres tras salir del clóset y ahora vive con su abuela, tiene miedo de enfrentar la homofobia del pueblo y no sabe cómo luchar por su causa. Barry rápidamente empatiza con Emma, pues él tampoco fue aceptado por sus padres y lucha contra un trauma propio derivado de su baile de graduación. Angie siempre ha sido una chica de coro y persigue el sueño de un día obtener un papel protagónico, misma pasión que utiliza para inspirar a Emma.

Murphy ensambló un gran elenco pero es Streep quien, para sorpresa de nadie, se roba el show. Elegante, imponente y seductora, Streep parece estar disfrutando cada escena y de la oportunidad de hacer un comentario en contra del excesivo glamour del medio. La joven emergente Jo Ellen Pellman no se deja masticar por las grandes celebridades a su alrededor y maneja a su personaje con optimismo, confianza y ferocidad. Mención especial para Andrew Rannells (“Los chicos de la banda”), cuya secuencia “Love Thy Neighbor” fue el mejor acto musical del filme.
Las diversas personalidades se interconectan con ayuda de un buen ritmo, brillantes coreografías y pegajosas canciones que contienen chispazos cómicos en sus letras. Asimismo, las tradicionales florituras y juegos de luces de Murphy están presentes para satisfacer la pupila. Sin embargo, la nula tensión y predecibles elementos en su historia no permiten a “El baile” destacarse más allá de un típico musical hollywoodense. Ese no es el fin del mundo, pues con todo y sus defectos, estamos ante una película alegre, placentera y con un lindo mensaje de aceptación, que además inserta una bienvenida crítica a la desbordante hipocresía en el medio del espectáculo.