Anthony y Joe Russo, directores que se formaron bajo estándares de comedia de situación, demostraron con Marvel Studios su capacidad para contar historias con alto nivel de acción dentro del subgénero de espías, sin embargo, “El hombre gris”, una cinta con gran carga de thriller y acción, se concentra más en mostrar paisajes, explotar cosas, cuerpos y rostros de sus protagonistas que en contar algo realmente interesante.
Esta nueva propuesta comercial de los hermanos Russo tiene como personaje central a Court Gentry (Ryan Gosling), un exagente de la CIA quien es reclutado por Donald Fitzroy (Billy Bob Thornton) para realizar misiones peligrosas y secretas bajo el seudónimo de Sierra Seis. Las encomiendas van bien hasta que, luego de traicionar a la Agencia, ésta ordena su caza y para ello contacta a Lloyd Hansen (Chris Evans), un despiadado matón a quien no le importa causar daños colaterales con tal de aniquilar al objetivo.
Sin duda, desde adentrarse en el proceso de leer la premisa y tal vez revisar algún material promocional, hasta ver la película de un poco más de dos horas, cualquier espectador se puede percatar que está ante una historia conocida, la cual continúa explotando tropos de este tipo de cintas de acción: la persecución y huida entre el gato y el ratón; protagonistas invencibles, quienes no importa si se avientan de un décimo piso, ellos continúan de pie y con la energía a tope; teletransportaciones instantáneas de un lugar paradisiaco a otro sitio aún más extravagante, etcétera (pues no se acabarían de nombrar). No importa qué tropo se tenga en mente, seguramente esta cinta lo tiene, y eso manifiesta la falta de originalidad y de elocuencia.
Por otro lado y no menos importante son los deficientes efectos visuales con los cuales está atiborrado el filme. Esta producción de Netflix costó la módica cantidad de aproximadamente doscientos millones de dólares y siendo muy honestos, ¿dónde están? ¿Por qué los encuadres, los movimientos de cámara y la iluminación son tan convencionales?, ¿por qué las secuencias de acción se sienten de fórmula? Y aún más importante, ¿por qué a los efectos visuales parece que les faltan capas de renderizado?, ¿todo el dinero se fue en la promoción? Es increíble que una película con tan sofocante disponibilidad monetaria, en su resultado final, luzca como de un cuarto de ese valor. Definitivamente el presupuesto de una película no está peleado con la calidad; “El peso del talento” es ejemplo de ello. ¡Ya ni “Misión Imposible” se gastó ese dinero!
Dentro de lo poco resaltante se encuentra el papel de antagonista de Chris Evans. El actor estadounidense de 41 años se despega de interpretar al héroe moralmente correcto para darle vida a un personaje duro, sanguinario y desalmado como Lloyd Hansen. A partir de sus diálogos y actuación física, cada una de sus escenas dejan en claro la amenaza real que representa para el protagonista de la historia interpretado por Gosling, quien no se desgasta y otra vez vuelve al robot unidimensional e inexpresivo que tiene bien perfeccionado. Ana de Armas, por otro lado, como en “Sin tiempo para morir”, sigue demostrando su gran porte como femme fatale en cintas del género.
El título de la cinta, “El hombre gris”, es una clara referencia a su actor principal, Ryan Gosling, quien carece de profundidad y atractivo histriónico. La película no luce precisamente por su manufactura estética o narrativa, más bien por su prominente cartel de protagonistas y su desalmado deseo por entretener sin propósito a la audiencia de Netflix. ¿Entretenida? Sí. ¿Con buenos momentos de acción? Sí. ¿Vale lo que costó? No.
“El hombre gris” ya está disponible en Netflix.