“Estación Zombie” (Train tu Busan) es una obra maestra que en 2016 sorprendió por su conmovedor guión, refrescante utilización de zombies y astuto comentario social. Iba a ser casi imposible que una secuela lograra superarla, pero “Estación Zombie 2: Península” ni siquiera lo intenta. Es increíble pensar que ambas películas comparten director y guionista porque podríamos considerar a “Península” como una de las peores secuelas de las últimas décadas.
De inicio, Yeon Sang-ho demuestra una vergonzosa carencia de creatividad con su prólogo. Aquí nos presenta a Jung-seok (Gang Dong-won), un militar surcoreano escoltando a su hermana y sobrino rumbo a un bote con destino a Hong Kong. Ya dentro de un pequeño cuarto de la embarcación, tanto Jung-seok, su familia y veinte personas más fallan en ver a un pasajero infectado que está literalmente retorciéndose frente a ellos. El sujeto prácticamente tiene un enorme cartel que dice “Hola, estoy a punto de transformarme en zombie”. Pero igual, nadie hace caso así que inevitablemente el zombie hace de las suyas y mata a la familia de Jung-seok, quien durante todo el drama demuestra tener un coeficiente intelectual equiparable al de Patricio Estrella. Y mientras todo esto sucede, Sang-ho intercala pietaje de un talk show norteamericano en donde un hombre blanco aleatorio nos explica que “Estación Zombie 2: Península” se desarrolla cuatro años después de la original. También menciona que Corea del Norte está intacta; un insulso pedazo de información que no tiene relevancia en la película más allá de explicar el título “Península”.
A salvo en Hong Kong, Jung-seok vive con culpa y no tiene ganas de vivir así que es fácilmente convencido de regresar, junto a un grupo de tontos, a Corea del Sur para recuperar un camión con mucho dinero. Pero obviamente la misión no sale conforme al plan y Jung-seok termina siendo rescatado por un par de niños mientras sus compañeros sucumben ante el ataque de un grupo de desquiciados sobrevivientes.

Yeon Sang-ho echa la lógica por la borda para enfocarse en acción genérica y melodrama que nunca funciona, pues sus personajes constantemente demuestran tener menos inteligencia que los zombies y como resultado, la película está plagada de momentos frustrantes y sin sentido.
En el guión encontramos un intento de comentario sobre empatía humana, pero las ideas nunca son desarrolladas con coherencia o atención. Los villanos son caricaturas que se ríen y actúan con locura sin motivo alguno, pero al menos tienen un poco de identidad. Nuestro protagonista Jung-seok tiene personalidad de cartón y su única habilidad útil es saber disparar con eficacia, pues su inteligencia es nula y su arco de redención es un desastre.
Las escenas de acción son patéticas. Sang-ho abusa de efectos especiales y tanto tiroteos como persecuciones son aburridos a más no poder. Parece que el director quería emular “Rápidos y Furiosos”, pero ni a eso llega. Además, el CGI es terrible; las animaciones 3D son tan falsas que parecen sacadas de un videojuego de hace 15 años.
“Estación Zombie 2: Península” es imperdonable. Aún con expectativas bajas. ¿cómo puedes pasar de algo tan conmovedor y emocionante a un cascarón sin vida? No hay ninguna cualidad redimible en esta secuela y es claro que Yeon Sang-ho solo quería aprovecharse del éxito de “Train to Busan” para obtener dinero rápido y sin mucho esfuerzo creativo. Una vergüenza.
“Península” actualmente se encuentra disponible en Netflix en Latinoamérica.