Hay un escena en “Living” (o “Vivir, en español), de Oliver Hermanus, donde Bill Nighy transmite el peso de un diagnóstico terminal con apenas un sutil movimiento. Los remordimientos, alegrías y miedos de la vida entera de su personaje están ahí, a cuadro, solo hay que buscarlos en sus ojos. Es uno de los abundantes momentos de proeza actoral que el intérprete inglés ofrece en un trabajo inolvidable.

Nighy interpreta a Mr. Williams, un viejo trabajador gubernamental que encabeza un pequeño departamento consumido por el tedio de la burocracia en la Londres posguerra de los años 50. Es un caballero de aspecto pulcro y de rutina, habla poco y ejecuta su trabajo casi en piloto automático: simplemente cumple (más tarde aprendemos que le apodan Mr. Zombie). Ni siquiera la energía del nuevo empleado Mr. Wakeling (Alex Sharp) logra hacerlo cambiar de ritmo, ni mucho menos prestar atención al pequeño proyecto que un grupo de mujeres intentan hacer realidad: convertir un viejo edificio bombardeado en un patio de juego para los niños de la zona. Cual trabajador de Luz y Fuerza mexicano, Mr. Williams ignora el proyecto y la oportunidad de ayudar a las ciudadanas. 

Cuando recibe la noticia de que le quedan seis meses de vida, un desubicado Mr. Williams intenta acercarse a Margaret (Aimee Lou Wood), una de sus exempleadas, para intentar contagiarse de su vitalidad, pero a través de su amistad encuentra algo más importante: un renovado propósito para seguir adelante.

Adaptada del clásico “Ikiru” de Akira Kurosawa, “Living” es una película profundamente bella cuya sencilla construcción silenciosamente se escabulle hasta el centro de tu corazón una vez que todas las piezas están armadas. 

La dirección de Hermanus se aleja de todo exceso o melodrama. Cada decisión está perfectamente mesurada para transmitir las dosis exactas de emotividad y crear inmersión en esta Inglaterra posguerra sin necesidad de una producción ostentosa. Desde el uso de sombras hasta el manejo de cámaras durante las escenas con más diálogos, este es un trabajo elegante que parte de la sencillez para encontrar el éxito.

El guion de Kazuo Ishiguro, ganador del Premio Nobel de Literatura, cuidadosamente observa y delinea a sus personajes para, poco a poco, mostrar la humanidad de cada uno de ellos, poniendo especial énfasis, por supuesto, en Mr. Williams, cuyo arco florece con total soltura hasta comunicar un mensaje solidario y bondadoso sobre la capacidad que tenemos para generar un cambio; la vida pasa y no tenemos todo el tiempo del mundo para lograrlo. También existe un pequeño comentario sobre las estructuras que amenazan con contenernos y absorbernos en su monotonía e inhumanidad.

Ishiguro empapa su historia de una preciosa melancolía que jamás manipula o se siente pesada, sino que es siempre genuina y opera a base de sutilezas para conmover. El tema de la mortalidad podría sonar intimidante pero todo fluye con sinceridad; también ayudan los chispazos de humor que aligeran la carga y te acercan todavía más a la historia.

Y en medio de todo el buen trabajo estético y narrativo, tenemos a Bill Nighy dando cátedra. Es una actuación contenida y sabia que plasma las vulnerabilidades de un ser con los días contados sin necesidad de aspavientos. El actor inglés comunica las complejas emociones de su personaje utilizando pequeños movimientos y gestos, empatando así las intenciones de Hermanus e Ishiguro. La sutileza es reina en “Living” y Nighy la corona con un trabajo apoteósico. 

Aimee Lou Wood (“Sex Education”) también lo hace de maravilla, pues llena la pantalla de dulzura y esa vitalidad, manifestada en cosas tan sencillas como el genuino placer de comer un postre, que Mr. Williams tanto busca. Alex Sharp (“How to Talk to Girls at Parties”) de repente queda relegado pero cuando es momento de subirle el volumen a la emotividad y recordarnos el mensaje de la película, el joven hace un trabajo impecable.

“Living” es una entrañable lección en el arte de vivir forjada a partir de una estética pulida, un guion profundo, una dirección sensible y una obra maestra actoral por parte de Bill Nighy.

“Living” o “Vivir” formó parte del programa del Festival Internacional de Cine de Morelia 2022. Está nominada al Oscar 2023 en las categorías de Mejor Actor y Mejor Guion Adaptado. Ya está disponible en cines.