No es secreto que Netflix está ávido por vencer a Disney en la categoría de Mejor Película Animada de los Oscar. El año pasado se acercaron peligrosamente con “Klaus” pero cometieron el error de no darle el suficiente empuje de marketing. Esta temporada tienen sus esperanzas en “Más allá de la Luna” (Over the Moon), película dirigida por la leyenda Glen Keane, animador en proyectos de Disney como “La Sirenita”, “Aladino” y “La Bella y la Bestia”, y que aquí hace su debut como director de un largometraje animado. El resultado es tan decepcionante como su sobrevalorado corto animado “Dear Basketball” de hace algunos años.
Fei Fei es una joven china que lleva cuatro años en duelo tras la muerte de su madre y no logra procesar ver a su padre con una nueva pareja. Fei Fei decide construir un cohete para viajar a la Luna junto a su adorable conejo y explorar la leyenda favorita de su madre involucrando a Chang’e, Diosa de la Luna. Fei Fei cree que si puede probar la existencia de Chang’e, su padre recordará que “el amor nunca muere” y no intentará reemplazar a su madre.
El vehículo narrativo de “Más allá de la Luna” está basado en una leyenda tradicional china. Y a lo largo del filme también podemos encontrar otros aspectos tradicionales de la cultura, como el enfoque en la comida y la importancia de la familia. Sin embargo, la historia siempre está enfocada en enseñarle a la infancia cómo lidiar con el dolor de la pérdida.
El gran problema es que esta temática ya ha sido utilizada por muchas otras películas. “Bambi”, “Up”, “Coco”, “Kubo and the Two Strings” y más recientemente “Onward” exploran la pérdida de un ser querido y lo hacen de manera más creativa y efectiva que “Over the Moon”, un filme que tristemente no ofrece nada nuevo y se siente como uno del montón.

La película se esfuerza demasiado en ser Disney y nunca encuentra una identidad propia. De hecho copia elementos de proyectos más exitosos como “Up” y “Frozen” para desarrollar su narrativa. Tenemos un emotivo montaje inicial de pérdida, un torpe personaje secundario y un montón de canciones originales que americanizan la historia y la alejan de sus raíces asiáticas; la mayoría de estas melodías evocan a artistas estadounidenses pop en vez de a la tradición china.
El diseño del mundo lunar y la gran mayoría de los personajes es decepcionante. Hay un montón de colores, luces y seres amorfos que no ofrecen ningún tipo de estímulo creativo. Parecen creaciones de alguien adicto a las Panditas. También tenemos a Gobi, un intento de Olaf que nunca es desarrollado de manera satisfactoria.
La animación es preciosa y hay varias secuencias que te quitan el aliento, destacando una involucrando ping-pong. Sin embargo, la humanidad se pierde entre tanto espectáculo de luces y colores. Da la impresión de que Keane está más interesado en apantallar a niñxs que de verdaderamente ayudarles a entender de qué trata un duelo.

No obstante, la película logra ser encantadora gracias a sus ideas sobre el amor y el mundo esperanzador que forja. Las secuencias involucrando a conejos son maravillosas y el guión tiene buenas intenciones. Creo que hay suficientes elementos para entretener a chicos y grandes.
“Más allá de la Luna” intenta utilizar el folclore chino para contar su historia pero termina copiando los peores defectos de Disney. Es una película linda, con momentos encantadores, un mundo esperanzador e ideas relevantes sobre el amor. No dudo que va a ser una gratificante experiencia para vivir en familia, pero es decepcionante ver cómo un proyecto con tantas herramientas termine como un intento forzado por obtener un premio americano.
“Más allá de la Luna” ya se encuentra disponible en Netflix.