Cuando la soledad y la distracción hacia la vida crecen, el sexo se vuelve la fuente de enfoque y exploración emocional, eso es lo que Jacques Audiard  propone en su nueva película “París, distrito 13”, la cual divaga por momentos, pero siempre intenta resignificar las relaciones actuales entre jovenes que apenas se conocen.

En el conjunto de edificios residenciales llamados Les Olympiades, ubicados en el distrito 13, un grupo de cuatro jóvenes, sin relación clara, poco a poco se hilan mediante aventuras sexuales. La apertura afectiva y sexual, así como la inestabilidad emocional, son el pan de cada día en la vida de Émilie (Lucie Zhang), Camille Germanin (Makita Samba), Nora (Noémie Merlant) y Amber (Jehnny Beth). 

La propuesta de Audiard, quien en su momento entregó atractivos filmes como “The Sisters Brothers” con Joaquin Phoenix y John C. Reilly, así como “Metal y hueso” con Marion Cotillard, es una experiencia erótica y sensual de valioso calibre estético y temático. En la cinta vemos relaciones pasionales y efímeras de personajes en constante búsqueda de identidad y con emociones turbulentas; el personaje de Camille (el único ser masculino dentro de las relaciones) comenta en su escena de presentación: “Canalizo la frustración profesional en una intensa actividad sexual”, él lo dice explícitamente y describiéndose a sí mismo, pero en realidad es la tesis de todos los personajes principales e inclusive de cómo se viven muchos vínculos actualmente en los sitios cosmopolitas. 

La visión no deja de ser privilegiada e idealista, sin embargo, es clara con algunas de sus intenciones: criticar al sistema político y económico, el cual ha contribuido a la frivolización y la trivialidad del sexo y las relaciones sexoafectivas dentro de las sociedades: se necesita un poco de distracción para volver a enfrentar la monotonía de la vida. Un cúmulo de energía se desprende durante y exclusivamente los actos sexuales, opancando cualquier vestigio de una posible sentimentalidad, caso opuesto a aquellas propuestas fílmicas donde las relaciones son romantizadas de más, separándose casi en su totalidad de la realidad. 

El blanco y negro en la excepcional fotografía no es capricho, es más bien una señal de la incolora París que el director quiere y debe retratar; aquella soledad, unidimensionalidad y oscuridad de la monotonía. Sin embargo, el guion (realizado por el mismo Audiard, la prolífica Céline Sciamma, Nicholas Livecchi y Léa Mysius) no goza de la misma claridad que la fotografía, pues en bastantes momentos divaga y salta entre los personajes, nunca construyéndolos firmemente, ni desarrollando por completo sus situaciones, pese a sus incidentales conexiones y cruces, y tal vez sea porque en general la película está basada en historias cortas del historietista estadounidense Adrian Tomine, con lo cual, ante la naturaleza antológica, nunca se logra cohesionar en su totalidad a la historia. 

“París, distrito 13” es una sencilla, pero abundante introspección al gran apartado de relaciones sexoafectivas casuales y efímeras que muchas sociedades viven. Los personajes son defectuosos, imperfectos y con matices, tal como las personas reales. Una cinta sensual, viva y con temáticas para analizar de forma airada y profunda. 

“París, distrito 13” ya está disponible en MUBI.