El ‘Padre del Manga’ y creador de Astro Boy, Osamu Tezuka escribió “Barbara” en 1974 inspirándose en la contracultura setentera. Era un trabajo dirigido a adultos en donde plasmó sus preocupaciones sociales, enfocándose en las carencias morales de la nueva generación de jóvenes. Más de 50 años después, su hijo Makoto Tezuka dirige “Tezuka’s Barbara” una adaptación de tan controversial trabajo, en donde hay muchos temas a explorar.
La historia comienza cuando un popular novelista llamado Yosuke Mikuro (Goro Inagaki) se encuentra a una borracha e indigente tirada en un túnel. Tras escucharla recitar poesía francesa, Mikuro la invita a casa. Resulta que esta mujer, llamada Barbara (Fumi Nikaidô) sabe bastante de literatura y no tiene mucho respeto hacia los libros de Mikuro. El encuentro es breve: Barbara se emborracha, grita, ensucia e insulta al escritor, ganándose una patada de vuelta a la calle. Sin embargo, Barbara sigue apareciendo en la vida de Mikuro, salvándolo de perturbadores encuentros sexuales y eventualmente convirtiéndose en una especie de musa.
Mikuro está en la cima de su popularidad, fanáticas lo reconocen en la calle y está comprometido con la hija de un importante político. Tiene dinero y hasta poder, pero en el fondo Mikuro sabe que todo eso llegó a través de escritura simple y comercial; sus libros son fáciles y están dirigidos a la satisfacción rápida de sus lectores. Mikuro está preocupado por su legado y teme que su nombre será olvidado rápidamente. Cuando conoce a Barbara, encuentra en ella un erotismo inspirador y una oportunidad de dejar atrás su comercialización artística para crear arte de verdad.
Como Barbara, Fumi Nikaidô es un monumento. Es un papel multifacético que va de borracha, a amante, a ocultista, a cadáver. Nikaidô nunca pierde el paso, enamorándote con su presencia y guiando a la trama por caminos complejos. Inagaki tampoco lo hace mal: luce elegante y eléctrico pavoneándose por las calles, pero también maneja con certeza sus cambios depresivos.

La presentación visual de “Tezuka’s Barbara” es tan importante como su narrativa. Hay sensualidad en cada toma de Christopher Doyle, los colores morados evocan erotismo, el diseño de producción es exuberante y moderno, pero con toques setenteros. Todo está acompañado por un romántico score de jazz (de Ichiko Hashimoto) que eleva las cualidades artísticas del filme entero.
La película está lejos de ser perfecta. Dentro de la historia encontramos una exploración del ocultismo, pero aunque hay fascinantes escenas en despliegue, tristemente este elemento se siente desperdiciado. Hay varios personajes irrelevantes que se quedan cortos de cumplir su potencial, y hay algunos temas mal explorados, como si se le hubiera acabado el tiempo a Tezuka para explorarlos. Cinéfilos en búsqueda de un contexto aterrizado quedarán decepcionados, sin embargo aquí hay cabida para dejarte llevar por la elegancia visual y la trama romántica central.
Es hermoso ver y escuchar “Tezuka’s Barbara”, un filme con surrealismo erótico guiado por los impulsos sexuales de un novelista deprimido y en búsqueda de superación personal. Macoto Tezuka creó un filme atrevido y visualmente distintivo, en donde encontrarás tragedia, fantasía y deseo.
“Tezuka’s Barbara” tendrá su premiere digital norteamericana en Fantasia Fest 2020.