Chino Moya se ha abierto paso en la industria artística utilizando un estilo surrealista y distintivo en comerciales, cortometrajes, cómics y videos musicales. ¿Qué pasa cuando le das presupuesto y libertad de dirigir un largometraje a un maestro de tal calibre? “Undergods”, uno de los mejores debuts del año. 

Una pandemia, deterioro económico, un alza en ideas inmorales, un planeta al borde del colapso. Ese es el mundo en el que vivimos. Un mundo en el que es más fácil voltear hacia el pasado que vislumbrar un futuro pleno. En “Undergods”, Moya forja una fantasía de miseria que espejea ese gris porvenir a través de una serie de relatos sobre sociedades fallidas y el derrumbe de familias.

La historia inicia con K (Geza Rohrig) y Z (Johann Meyers), dos recolectores de cadáveres recorriendo las calles de una ciudad desolada, en donde gigantescos edificios en ruinas pueblan el horizonte. Un deprimente color azul abunda en la paleta de colores. Parece un limbo en donde algo tan simple como la felicidad es inexistente. Es como el futuro distópico de lo que alguna vez fuera una utopía.

Mientras conducen, K y Z platican despreocupadamente sobre sus sueños… uno de ellos involucra a un matrimonio sin amor que recibe la visita de un supuesto vecino pidiendo alojamiento temporal. Esta historia conduce a un padre contándole un pavoroso cuento a su hija, sobre Hans (Eric Godon) un empresario que engaña y se roba la idea de un misterioso extrajero (Jan Bijvoet). Más tarde escuchamos sobre Sam (Sam Louwyck), un hombre que regresa a casa 15 años después de su inexplicable desaparición para encontrar a su esposa (Kate Dickie) ahora casada con un aburrido trabajador de fábrica (Adrian Rawlins). Y de alguna manera, los relatos están conectados con el desgraciado mundo de K y Z. 

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Todas las historias tienen algo en común: un hombre extraño irrumpe en la vida de una familia generando caos. Estas personas tienen cierta estabilidad económica, pero la miseria sigue estando presente en forma de moralidad nula o una fallida relación amorosa. El ‘extraño’ representa un imbalance en sus vidas y pone en evidencia sus temores. 

En entrevista, Moya me platicó de su intención por incitar a una reflexión sobre el progreso desenfrenado y egoísmo que está llevando a la humanidad y al planeta a un abismo. Y es que en “Undergods”, el director utiliza de manera orgánica a la ciencia ficción para explorar temas como brutalidad, consumismo, masculinidad y espiritualidad, por mencionar algunos.

La dirección artística de Moya te quita el aliento. Como es costumbre en su trabajo, la arquitectura es un elemento prominente; ya sea una ciudad distópica en ruinas, la casa acomodada de una familia, un misterioso paisaje urbanos o una oficina que evoca la Europa oriental de los 80’s, las surrealistas escenografías de Moya cumplen a la perfección el objetivo de transportarte a un mundo diferente. 

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La fotografía de David Raedeker es deslumbrante y dinámica; el manejo de colores transmite efectivamente desolación, terror, incertidumbre y desesperación, según sea el caso. No hay falla en el diseño de producción a cargo de Marketa Korinková y Jo Sutherland, mientras que el score musical de Wojciech Golczewski es mi favorito en lo que va del año: etéreo y futurista, su mezcla de sintetizadores te pone en en mood para esta obra de ciencia ficción.

Con exquisito estilo audiovisual, “Undergods” presenta una serie de elegantes pesadillas, que una vez unidas proveen un desenlace memorable. Es un debut absorbente, inteligente y cuidadosamente construido a través del cual, Moya plasma el estado de la sociedad y nos advierte sobre un futuro disfuncional.

“Undergods” tendrá su estreno mundial el 30 de octubre en Fantasia Fest 2020.